EEUU-Cuba: ambos tienen qué ganar

La comparecencia pública de de Raúl Castro y Barack Obama, ayer a la misma hora en La Habana y Washington, previo intercambio de prisioneros entre Cuba y Estados Unidos, marcan el comienzo de una nueva etapa en las relaciones entre ambos países. Una etapa que comienza con acuerdos más allá de la liberación de prisioneros, como es el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, con la próxima apertura de embajadas, y la disminución de los impedimentos comerciales y de viajes.

Se trata del comienzo de unas relaciones en las que deberán abordar, de igual a igual, otros muchos asuntos, especialmente el bloqueo económico estadounidense a la isla. Un bloqueo que en 50 años no ha conseguido sus objetivos, como en más de una ocasión ha reconocido el propio Obama, que ayer lo tildó de fracaso. Sí ha generado grandes dificultades y sufrimiento para los cubanos, pero de ello Estados Unidos no ha obtenido beneficio alguno; antes bien, supone una ignominia denunciada por todo el mundo, como cada año demuestra la resolución de la Asamblea General de la ONU pidiendo su fin y que únicamente EEUU e Israel no respaldan. Ese es el principal asunto por resolver y al que el presidente cubano se refirió en su alocución de ayer. Ahora Obama, esa esperanza frustrada tanto en EEUU como en el resto del mundo –en parte por sus propios correligionarios demócratas– tiene la oportunidad de devolver un poco de dignidad a su país.

No es la primera ocasión en la que Cuba y EEUU entablan conversaciones para superar sus diferencias, pero actualmente se vislumbra una situación más propicia que nunca al respecto, con una menor oposición interna en EEUU e incluso la petición de un cambio de política en relación a Cuba de parte de la prensa más influyente. La liberación de prisioneros y la comparecencia de ambos líderes dota al proceso de mayores expectativas de avance, sin olvidar que ahondando en el respeto mutuo ambos tienen qué ganar.

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