Intereses bastardos de los enemigos de la paz

En una interesante y brutalmente honesta entrevista, el expresidente del PSE, Jesús Eguiguren, ha certificado la existencia de sectores interesados en seguir el conflicto armado por otros medios, en hacer lo posible y lo imposible por hacer zozobrar un proceso que asiente una paz justa y duradera en Euskal Herria. Según sus propias palabras, «son muchos» los que interpretan la paz como «una putada». Se sentían cómodos en un escenario de confrontación abierta, la segregación y la ilegalización política del independentismo vasco tenía la consecuencia perversa de facilitarles el acceso al poder. Esos sectores persiguen intereses bastardos, para ellos la paz no es un bien común y frágil que hay que alimentar cada día. Su prioridad es que esta no se asiente, que no puedan sanarse las heridas y que sigan sangrando.


La reflexión de Eguiguren no es sorprendente para los independentistas vascos. La existencia de unos enemigos de la paz que nunca descansan y su afán de hacer descarrilar una oportunidad de paz que, por desgracia, tiene más creyentes que practicantes, es algo que no puede minusvalorarse pero que se podía esperar. Y es que cuando se toma una estrategia, un camino como pueblo hacia un escenario de convivencia y libertad, siempre aparece una contraestrategia, el contragolpe de los enemigos de la paz que nunca olvidan y nunca perdonan. Su interés es seguir con el «esquema antiterrorista» por otros medios, reescribir la historia, evitar la comprensión de las razones y buscar la desconexión con las relaciones de causa para no ir a la raíz de un conflicto secular y poder superarlo.


Que no sea sorprendente, que fuera de esperar, no quita gravedad a ese comportamiento. Seguirán por el mismo camino, pero el pueblo vasco no irá por donde ellos quieren llevarle. Generarán contratiempos, aumentarán las dificultades, arreciarán sus ataques, pero no lograrán frustrar al independentismo ni instalarlo en una lógica reactiva. Quedarse en casa sentado no es una opción. Toca estar vigilantes ante los enemigos de la paz. Y aplicarse.



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