Sare sigue tejiendo y el país le dará hilo

Se dice fácil, 25 años de dispersión de presos vascos, un cuarto de siglo de una política criminal con consecuencias humanas, reales y directas, trágicas para este país. Demasiados muertos y heridos en las carreteras, violencia mecanizada sobre unas personas y sus allegados, sobre un movimiento al que pretenden quebrar su voluntad colectiva, vaciarlo de la confianza en sí mismo, contra una sociedad sobre la que se proyecta demasiada crueldad. Y es que, en contra de lo que defienden los ejecutores y los políticos que justifican la dispersión, no se trata de un problema que solo urge a la izquierda abertzale. No, hablamos de personas, de derechos humanos y de paz. Nadie debería justificar la negación de derechos básicos, pero la realidad es otra.

Atrincherado en la venganza y en un cálculo político mezquino, el Gobierno del PP pretende seguir en sus trece. Cree que mantener la dispersión hace que el independentismo vasco –con grandes pasivos en cuenta, demasiado peso en la mochila– no pueda desplegar todo su potencial, que no hacer nada incide en que las fuerzas abertzales se dispersen y no puedan compactar una apuesta de país. En otras palabras, que cuanto más se retrase la solución a las consecuencias del conflicto más tardará en desatarse el nudo político del mismo, la negación nacional de Euskal Herria. Esa es su bandera y con ella se presenta ante la liza democrática que, mejor temprano que tarde, como en Escocia o Catalunya, aquí también se dará.

No es suficiente con maldecir los cálculos y las maniobras de Estado, tampoco con que nadie deje pasar el tiempo esperando a que otros hagan lo que uno puede hacer. Al contrario, es tiempo de buscar nuevas fórmulas y protagonismos sociales. De interpretar bien todas las inquietudes y exigencias sociales, las dirigidas a unos y a otros, y de ensayar nuevos repertorios. Con frescura y sabor popular, con ambición y proyección internacional, de trabajar nuevas complicidades y más cooperación entre diferentes. Sare, la red ciudadana por los derechos de los presos, ya está manos a la obra. Sigue tejiendo y este país seguro que le dará hilo.

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