RAMON SOLA
DONOSTIA
Elkarrizketa
Jabi URIBETXEBERRIA
Hermano de Iosu Uribetxeberria

«Al ministro le diría que apliquen sus leyes de una maldita vez»

«Estamos tristes, claro, pero con ánimo suficiente para pelear hasta el final por que Iosu pueda tener la mejor calidad de vida posible». Jabi Uribetxeberria se expresaba así ayer tarde de vuelta de León, tras visitar a su hermano por primera vez desde que se le diagnosticó el cáncer con metástasis. La enfermedad es ya irreparable, pero esperan tenerlo en casa cuanto antes.

Jabi Uribetxebarria, a la derecha, junto a la foto de su hermano Iosu, el pasado sábado en Arrasate. (Raul BOGAJO/ARGAZKI PRESS)
Jabi Uribetxebarria, a la derecha, junto a la foto de su hermano Iosu, el pasado sábado en Arrasate. (Raul BOGAJO/ARGAZKI PRESS)

Jabi Uribetxeberria ha recorrido muchas veces los 700 kilómetros de ida y vuelta entre Arrasate y León, pero el viaje de ayer era especialmente emotivo. Cuatro días después de que se confirmara que el cáncer se ha reproducido y extendido, pudo ver a Iosu en el hospital y hablar con los médicos. Volvían tristes pero a la vez reconfortados. Y sobre todo, animados a luchar para que pueda estar en casa cuanto antes, junto a los suyos, aunque sea con siete años de retraso desde que enfermó.

Antes que nada, ¿cómo ha encontrado a su hermano, física y anímicamente?

Le he visto fuerte. Fuerte sobre todo porque sabe lo que tiene. De hecho, es él quien nos ha animado a nosotros. Nos ha dicho que él ya ha hecho su vida, la vida que ha querido, y que ahora está disfrutando de las cosas pequeñas. Cosas como prepararse sus mejunjes con los yogures o hablar con nosotros un rato. Y que con eso tiene suficiente. Aparte está con bastante medicamento, así que no tiene dolores. Y pese a todo hace ejercicio, bastante ejercicio.

¿Han estado con los médicos? ¿Les han dado un diagnóstico más detallado?

Nos han confirmado que tiene metástasis. Tres nódulos en la cabeza, y también en el pulmón. No pueden decirnos si todo esto viene del pulmón, pero sí nos dejan claro que es agresivo. La verdad es que nos lo han puesto crudo. Nos han dicho que no será largo.

Irreversible...

El médico no ha utilizado esa palabra concreta, pero bueno... Ha dicho que la cosa está difícil.

¿Cómo ha asumido Josu ese diagnóstico, si es que algo así se puede asumir?

El está erre que erre con una cosa. Tiene claro que no va a andar todo el día del hospital a la cárcel y de la cárcel al hospital. Dice que `a casa o a casa', eso lo ha repetido varias veces. Si no hay una determinación clara, Iosu es muy capaz de plantarse, con una huelga de hambre o vete a saber...

¿Estando en su domicilio, en Arrasate, tendría más posibilidades de estar mejor? ¿Les han dicho algo los médicos al respecto?

No hemos hablado demasiado, pero para cualquier persona en esta situación es mejor estar fuera del hospital. Está claro que en casa podríamos estar con él en todo momento, arroparlo... Además de que para verlo son 350 kilómetros para venir a León y 350 para volver a casa.

¿Cómo ha vivido la familia estos siete últimos años? Supongo que siempre ha habido una cierta angustia por si la enfermedad se reproducía, como al final ha pasado...

Pues es una pena, porque ahora, después de siete años, estábamos algo más tranquilos. Va pasando el tiempo y ves que está bien... Eso sí, lógicamente cada vez que Iosu decía que le iban a hacer un análisis estábamos con la preocupación, a ver qué tal sale, qué te han dicho...

¿Les queda la duda de si el cáncer se hubiera reproducido en caso de que Iosu hubiese estado en casa?

Buff, no lo sé. Quizás sí que han podido haber actuado antes. El informe que nos han dado ahora dice que desde el año pasado lo del pulmón había empezado a crecer. Pero no lo sé, no soy médico. Sabemos que en la calle también existe el cáncer.

¿Le han atendido demasiado tarde?

Quizás. Sabemos que le habían hecho algo, pero poca cosa. Ahora le iban a realizar alguna prueba más, pero ya empezaron los dolores de cabeza y ya todo ha ido rápido.

Han pasado diez días desde que a su hermano lo ingresaron en el hospital hasta que llegó el diagnóstico. ¿Cómo ha sido el trato en esos días?

Iosu está conforme, le han tratado bien. Al principio tenía alguna duda con una prueba que tardaba, pero luego todo ha sido correcto.

Enfermó en 2005. Desde entonces ha habido muchos altibajos en la situación política: un proceso de negociación en 2006, una ruptura luego, otro proceso diferente ahora con un escenario general más distendido... ¿Han notado un trato diferente en estas épocas?

No, siempre ha sido igual, en ningún momento hemos visto un trato mejor que en otro. De hecho, en su momento estaba en Langraiz y lo llevaron a León [fue en junio de 2009]. Y por lo que respecta a la familia, el único cambio ha sido que se solucionó el tema de los cacheos, que en cualquier caso en León eran muy ligeros. Pero Iosu siempre ha estado igual.

Si tuviera ocasión de dirigirse al ministro del Interior, ¿le diría algo o cree que ni siquiera merece la pena?

Sí, claro que sí. Le diría que esta política penitenciaria tiene que cambiar ya, pero ya. Que hay temas sangrantes como el de los presos enfermos, que tendrían que estar todos en casa. También le diría que ya basta de condenas de venganza. Que deberían aplicar sus leyes, sus propias leyes, de una maldita vez.

¿Qué están percibiendo los familiares en su entorno estos últimos días, después de que se conociera esta mala noticia?

Tenemos que dar las gracias a todo el mundo. No es algo de ahora. Antes toda la Corporación de Arrasate ya se interesó por la situación de Iosu y entregó un escrito en la cárcel. Tampoco quiero que el agradecimiento se limite al pueblo, sino que sea para toda Euskal Herria.

Acabamos. Con una perspectiva así, ¿cómo se afronta el futuro, qué es lo que le piden?

Volvemos de León con ánimos, con los que nos ha dado Iosu. No voy a negar que estamos tristes, eso está claro, pero también estamos con ánimos para luchar hasta el final y que mi hermano tenga la mejor calidad de vida posible.