Gotzon Aranburu
DEBA

Excavadoras frente a arqueólogos

La historia del yacimiento prehistórico de Praileaitz es la del enfrentamiento entre dos intereses contrapuestos: el de la empresa Zeleta, del grupo Amenabar, que explota la cantera en la que se encuentra la cueva, y el de la comunidad científica, que defiende a toda costa el patrimonio arqueológico que encierra la caverna.

La cueva se encuentra en una cantera, explotada por Zeleta. (PAISAJES)
La cueva se encuentra en una cantera, explotada por Zeleta. (PAISAJES)

En estos momentos, la sociedad de ciencias Aranzadi tiene a un equipo de cuatro personas trabajando en Praileaitz, gracias al permiso y la ayuda económicas concedidas por la Diputación de Gipuzkoa. Excavarán durante un mes, al que seguirá otras dos semanas de estudio del material extraido.

«Estamos trabajando en tres zonas de la cueva: el vestíbulo, donde se encontraba el asiento y el fuego del chamán que la habitaba, una galería que está prácticamente colmatada de sedimento, y por último en la sala donde apareció un bastón de mando el último día de excavaciones de 2009», explica el director de la excavación, Xabier Peñalver, a varios centros de metros de la entrada de la cueva, pues la empresa Zeleta niega el acceso a toda persona que no pertenezca al citado equipo. De hecho, un guarda vigila de cerca los movimientos del arqueólogo y del periodista mientras conversan.

La misma sociedad Aranzadi ha tenido vedado desde enero de 2009 el acceso a Praileaitz, donde trabajaba desde el año 2000. Ya para entonces la cantera contigua a la cavidad era explotada, y prontó llegó el enfrentamiento entre arqueólogos y empresa explotadora de la cantera. Conscientes de la importancia de Praileaitz, uno de los yacimientos del Paleolítico más importantes descubiertos en Europa en las últimas décadas, Praileaitzen Lagunak, Mutriku Natur Taldea, profesores universitarios, agentes culturales… consiguieron llevar el tema al Parlamento de Gasteiz. Obtuvieron el respaldo de todos los grupos, a excepción del PNV.

En la actualidad, la reivindicación más importante es ampliar el área de protección de la cueva, establecida en 65 metros, claramente insuficientes para garantizar la integridad del yacimiento. Jean Clottes, reconocido especialista en arte rupestre, apuntó la cifra de 500 metros como la adecuada para el área de protección. La empresa Zeleta se niega en redondo a aceptar tal área; de hecho, considera que la excavación del yacimiento vulnera su derecho a explotar la cantera, obtenido desde 2001 mediante una concesión para 30 años. La cuestión ha llegado a los tribunales.

Xabier Peñalver insiste en que es necesario ampliar la protección a toda la ladera en que se encuentra la cueva, y añade que debe tenerse en cuenta no solamente a las galerías conocidas de la caverna, «sino a todas esas que ni siquiera sabemos cómo son y a dónde llegan, pero sí que existen. No puede ser que se destruyan ante la pasividad de los políticos. Entendemos que empresa e instituciones tienen que sentarse a una mesa y llegar a un acuerdo para salvar este valiosísimo patrimonio. Nosotros no podemos andar saltando de la cueva al Parlamento; nuestro papel no es ese, sino excavar y sacar a la luz lo que esconde Praileaitz».