Alberto Pradilla
MADRID

Fuerte presencia policial a la espera de que «rodea el Congreso» llegue a la Cámara española

El Congreso de Madrid ha amanecido «blindado» por la Policía española ante la convocatoria ciudadana «Rodea el Congreso» que pretende cercar la Cámara durante la celebración del pleno de la tarde, en demanda de un nuevo proceso constituyente.

Furgonetas policiales en los accesos al Congreso. (Alberto PRADILLA)
Furgonetas policiales en los accesos al Congreso. (Alberto PRADILLA)

«Si quieres tirarte el rollo de periodista, dentro del Congreso», dice un antidisturbios. Mientras, varios compañeros amplían, todavía más, el perímetro en torno a la Cámara Baja española. Ya no termina en las vallas metálicas que asemejan la carrera de San Jerónimo al acceso a un fuerte. Se extiende hasta las aceras junto a la fuente de Neptuno.

Allí, un grupo de manifestantes permanece desde primera hora de la mañana lanzando consignas contra el pago de la deuda y contra la política de recortes del Gobierno del PP. Sin embargo, el grueso de los convocados espera en las zonas aledañas, especialmente, en el paseo que une los accesos al Parlamento español con la estación de Atocha. Allí se ha celebrado una comida popular, tras la cual se han organizado asambleas donde explicar el programa de la jornada. Se espera que el momento álgido de la concentración tenga lugar alrededor de las 18.00, cuando confluyan las tres marchas convocadas desde distintos puntos de Madrid. A las 17.30 horas saldrán dos marchas, una desde el paseo del Prado y otra desde la plaza de España.

La protesta «Rodea el Congreso», convocada para hoy, ha puesto en alerta al Gobierno español. Más de 1.400 antidisturbios han sido movilizados y, hasta el momento, los únicos que rodean la Cámara Baja son los policías. La campaña contra esta iniciativa lleva tiempo en marcha. Tanto Policía como judicatura han hostigado a los convocantes, procediendo a su arresto o citando a ocho de ellos a declarar en la Audiencia Nacional española el próximo 4 de octubre. De este modo, lo que ha podido verse esta mañana en los alrededores del Congreso no es sino la continuación de una estrategia de control y castigo.

Desde primera hora de la mañana, el Congreso es inexpugnable. Entre 25 y 30 furgonetas, una pequeña tanqueta y decenas de antidisturbios están desplegados tanto en el perímetro exterior como en la propia carrera de San Jerónimo. Para acceder al interior, hay que demostrar que trabajas en alguno de los negocios de la zona o que eres vecino. Si no, toca darse la vuelta. Esto ha motivado el enfado de muchos caminantes e incluso de algún diputado. Por no hablar de las consecuencias económicas para los bares de la zona. Salvo en los pocos establecimientos donde los antidisturbios se han hecho fuertes, las barras permanecen vacías. Algo poco habitual en una de las zonas más céntricas de Madrid.

Los controles no se limitan al perímetro del Congreso. Muchos de los manifestantes, llegados en autobús desde otros puntos del Estado español, han denunciado que la Policía española ha instalado controles en el exterior del acceso a Madrid para identificar a los participantes en la protesta. Esta práctica de los uniformados, habitual en muchas convocatorias en Euskal Herria, no es común en el Estado español, lo que ha incrementado las quejas.

En el interior del Congreso, por el contrario, parece que la vida se desarrollase como si nada ocurriese fuera.

«Golpe de Estado»

Por la mañana, todos los portavoces se han referido a la convocatoria. Desde el PP, como viene ocurriendo en los últimos días, han cargado contra la protesta. De hecho, la delegada del Gobierno español en Madrid, Cristina Cifuentes, ha insistido en intentar vincularla con un «golpe de Estado».

Más matizado, aunque evidenciando que no ve con buenos ojos la movilización, el PSOE ha asegurado que «no le gusta» la imagen de castillo inexpugnable que ofrece el Congreso. No obstante, su portavoz, Soraya Rodríguez, ha defendido la «legitimidad» de los diputados.

En la misma línea, Josu Erkoreka (PNV), ha avalado el despliegue policial, argumentando que en Euskal Herria «también se han tenido que tomar decisiones así», defendiendo que la fuerte presencia de antidisturbios «se basa en una decisión fundada y ponderada»

Por el contrario, Xabier Mikel Errekondo (Amaiur) ha saludado la convocatoria y la ha calificado de «legítima, democráitica y pacífica». A su vez, ha realizado un llamamiento a tomar parte en la huelga general que tendrá lugar mañana a en Euskal Herria.