Si bien el miércoles el comité expresó su optimismo respecto a la posibilidad de que Garoña siguiera operando hasta 2019, ha cambiado su postura tras una reunión que ha mantenido este jueves con el director general de Nuclenor, empresa propietaria de Garoña, Martín Regaño.

Al término de ese encuentro, González ha asegurado a la agencia Efe que «la incertidumbre ha finalizado».

De hecho, ha asegurado que el comité de empresa empezará a trabajar con las herramientas que recoge el convenio colectivo de Garoña para «que ningún trabajador quede desprotegido».

La Junta de Castilla y León, optimista

Frente a la postura del comité de empresa, la Junta de Castilla y León se ha mostrado aún optimista sobre la continuidad de la central nuclear burgalesa más allá de 2013, y ha afirmado que solo cuando Nuclenor presente el plan de cierre, para lo que tiene de plazo hasta noviembre, «no habrá marcha atrás».

Así lo ha sostenido en rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, el portavoz de la Junta, José Antonio de Santiago-Juárez, quien ha insistido en que todavía cabe el optimismo ya que «se puede pensar con cierta flexibilidad administrativa».

El también consejero de la Presidencia ha insistido en que el mismo planteamiento que ayer expuso Nuclenor «apostando por la continuidad» de Garoña, «hace alimentar cierta esperanza».

La gran industria, dispuesta a comprar

Por otro lado, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (Confemetal) se plantea adquirir la central nuclear de Garoña en caso de que esta salga a subasta, según ha apuntado la patronal en un comunicado.

De esta manera, la gran industria pretende compensar el impacto del paquete de medidas fiscales que tiene previsto aprobar el Gobierno español para la generación de electricidad, ya que la energía constituye una parte muy importante de los gastos de estas empresas.

Confemetal asegura que este encarecimiento de los costes «mermaría sensiblemente» la competitividad de estas empresas e incluso podría «colapsar» el sector.