Junior es un niño que vive con su madre y su hermano pequeño en una barriada de Caracas. Su madre, viuda, se encuentra en una situación extrema al no tener apenas recursos económicos. Él, obsesionado con su pelo rizado, desea sacarse la foto para el arranque del curso escolar con el pelo alisado y un traje de cantante, un hecho que frustra y enhoja cada vez más a su madre, quien considera que su hijo puede ser homosexual. Incluso llega a consultar a su médico qué es lo que le ocurre a su hijo y qué debe hacer para «remediarlo».

La figura de la madre, interpretada por Samantha Castillo, resulta en ocasiones violenta, dado que apenas existe cariño en su relación con Junior.

Mariana Rondón ha afirmado que la homofobia «una situación bastante grave en Venezuela. Es uno de los pocos países en Latinoamérica donde a la homofobia no se le considera un problema», ha matizado.

La directora procuró crear una estrecha relación entre Castillo y Samuel Lange (Junior), para poder comenzar a construir los personajes de ambos. «Quise crear situaciones de violencia en la película y era importane que se sintieran cómodos entre ellos. Quería construir una relación entre ellos y esa violencia no hubiera sido posible si previamente no se hubieran sentido cómodos y no tuvieran la relación tan estrecha que tienen».

El film refleja la dificultad para desarrollar la maternidad en una caótica Caracas, «una ciudad muy dura», según Rondón, a la que se le suman las carencias económicas. «Venezuela y otros países de Latinoamérica son un matriarcado donde las mujeres se enfrentan a una vida muy dura y a un camino solitario para criar a sus hijos. Es una gran masa de mujeres en una situación bastante límite en una ciudad muy dura», ha afirmado.

La película refleja la realidad de la capital venezonala y la «perturbación» que supuso la enfermedad de Hugo Chávez en la ciudadanía. «La política como situación publica se ha metido dentro de las casas, de las familias y forma parte extrema de nuestra vida cotidiana como país», ha relatado.