Si bien cada vez hay menos presos, estos están «cada vez más lejos». Un trágico ejemplo es Arkaitz Bellón, muerto «a 1.000 kilómetros de casa y cuando apenas le quedaban unos meses para ser excarcelado», ha recordado Etxerat.
«En cuanto a nosotros, familiares y amigos, la dispersión sigue vigente y, seguimos encontrándonos con múltiples obstáculos en las visitas», han añadido en la comparecencia. En estos momentos, el colectivo de presos está formado por 472 personas, dispersadas en 76 cárceles. Unicamente cinco se encuentran en las cárceles vascas. Además, trece se encuentran «totalmente aislados» y son 35 los que llevan ya más de veinte años en prisión.
El colectivo de familiares ha denunciado asimismo que se continúa vulnerando el derecho de los presos a la salud, que no han cesado las agresiones «tanto de los funcionarios en las cárceles, como de la Guardia Civil y Policía en los traslados», y que se mantienen las trabas para poder estudiar.
En el otro lado de la balanza Etxerat ha situado «el avance del paso firme dado por los refugiados. Tras años huyendo, han dado continuación a la declaración realizada en junio del año pasado, puesto que han empezado a volver a casa. En cualquier caso resulta imprescindible y urgente abordar esta realidad y tomar algunas medidas básicas, tanto en el plano sanitario cómo en el legal».