Amaia Ereñaga | 7K

Camisetas que dicen al mundo cómo somos

¿Quién no ha lucido alguna vez una camiseta con la mítica lengua de los Rolling Stones o no le han traído un «I love NY» de la ciudad de los rascacielos? La iconografía que lucimos en nuestra ropa dice mucho de cómo somos o pensamos y, de todo lo que nos enfundamos, las que se llevan la palma son las camisetas. Reivindicativas, poéticas, artísticas... son auténticos fetiches.

Rosa Parma y Laura Fernández Conde, del espacio autogestionado Puerta. (Conny BEYREUTHER)
Rosa Parma y Laura Fernández Conde, del espacio autogestionado Puerta. (Conny BEYREUTHER)

Cuentan que un día de 1975, Johnny Rotten entró en la tienda de Malcolm McLaren con una camiseta de Pink Floyd, que había «personalizado» con un «I hate Pink Floyd» (Odio a Pink Floyd). Aquella declaración de intenciones y posiblemente también su facha –era conocido con apelativos tan «cariñosos» como Johnny dientes putrefactos Rotten– le valieron una invitación para encabezar a los recien creados Sex Pistols, la que fue la gran banda del punk de los 70. Podríamos fantasear sobre qué habría pasado si Johnny hubiese aparecido con una camiseta más normalita, aunque la idea no tendría más recorrido ni mayor futuro. Lo que es casi seguro es que alguien, en algún sitio, se confeccionó una parecida a su imagen y semejanza.

T-shirt (porque al desdoblarla, el tronco y las mangas forman una T), polera, remera... en cada país se conoce con un nombre diferente a una de las prendas estrellas de la moda joven desde los años 60. La que «nació» en el XIX como humilde ropa interior de los mineros y estibadores, se ganó su paso a primera línea de la moda con la irrupción de la cultura pop. Su uso primigenio, que es el vestir, fue quedando en un segundo plano: desde la camiseta-pancarta, hasta convertirla en objeto de recuerdo, pasando por ser soporte comercial, son muchos los usos que se le adjudican a la camiseta. De eso, aquí tenemos mil y un ejemplos, porque no hay fiesta o reivindicación que no tenga su propia camiseta. Sirven para recaudar fondos y también como escaparate: son un grito en el pecho que nos define... y con estilo. ¿Por ese precio, qué más queremos? Auténticos fetiches, aquí un pequeño muestrario de las que se están fabricando entre nosotros.

Los clásicos... que no lo son y mucha reivindicación. «La primavera está hasta los cojones del Corte Inglés», «Esto no es una barriga, es una camiseta con relieve», «Salgo más que el camión de la basura», «Vengo con el idiota (una flecha señalando a un lateral)» o «Paga él (otra flecha)» son algunas de las frases que, en una mirada a vuela pluma, se puede encontrar sobre las camisetas que confecciona Koldo Nadal en su tienda Bikoitz del barrio bilbaino de Santutxu. «Estampando camisetas desde 1996» reza su página web y, desde entonces, este hombre, que es pura actividad, no para de maquinar nuevos productos. Hay desde bodys infantiles hasta camisetas que juegan con el Athletic y San Mamés, que para eso es bilbaino. Las hace también por encargo, pero tiene un catálogo importante –«¿De dónde saco las ideas? De frases que dicen los amigos, de noches de juerga...»– y «saca chispas» a la venta online, porque está especializado en el merchandising oficial de grupos heavys internacionales y locales, como Jare, además de que hace también las camisetas de Su ta Gar, aunque la distribuye el propio grupo.

De Koldo, con su puesto de ropa en festivales como el BBK Live, se puede decir que representa a los «clásicos» de la camiseta; a los rockeros que nunca mueren. Guillermo Rojo, por su parte, es La Kamiseteria, un diseñador radicado en Iruñea que vende únicamente online. Su hobby, por efecto de la crisis y de quedarse «en la cola del paro», se ha convertido desde hace un año en su «trabajo oficial». «Me considero una persona de izquierdas, que cree en la democracia participativa y en la libertad de los pueblos a escribir su futuro», explica. Sus trabajos se pueden encontrar en La Tostadora.com, una plataforma en la red con sede en Barcelona que aglutina a diseñadores de todos los estilos. La filosofía: «Te liberan de todo el trabajo farragoso de estampación, envío, cobro... que no tiene que ver estrictamente con el diseño y que es lo que me gusta. Pone a tu disposición todas las herramientas para que puedas vender tu trabajo por todo el mundo con cero costes. Eso sí, también con un margen de beneficios muy ajustado, aunque eres tú quien decide qué comisión ponerle a cada camiseta en todo momento». Guillermo tiene tres tiendas online: una para diseños reivindicativos y políticos, otra para diseños frikis y otra, la más reciente, de camisetas sanfermineras. «Los más vendidos, con diferencia clara, son los modelos con colores republicanos. La gente está cansada del modelo de Estado que se nos está haciendo tragar y reclama otras fórmulas, y eso se ve reflejado en su vestimenta. El mes pasado, con el cambio de Rey, se dispararon de forma brutal. Si algo me gusta de las camisetas que hago es que visten la indignación de mucha gente. Las personas quieren expresar, necesitan hacerse oir, y muchas veces una camiseta reivindicativa vestida con orgullo es una buena manera de hacerlo».

Firmas para sacarnos al mundo. Los números y los objetivos son diferentes, más ambiciosos, en el caso de firmas como el Kukuxumuxu de Mikel Urmeneta, con su iconografía tan característica, o El Niño, la famosa marca de ropa de surf de Tarifa, uno de cuyos propietarios y su «diseñador padre» es el bilbaino Andoni Galdeano. Son dos de los nombres básicos en esto de la moda textil hecha aquí, aunque hay más, por supuesto –Loreak Mendian, Skunfunk...–. A esos se le ha unido desde hace un año con su propia filosofía Mundaka BC (Basque Country), una marca afincada desde agosto de 2013 en una amplia tienda situada en la plaza mayor de uno de los pueblos más internacionales de nuestra costa. Situado en pleno Busturialdea, y con su famosa ola y sus paisajes salvajes como reclamo, «en Mundaka, en invierno vivimos 1.900 personas, y en verano subimos hasta las 8.000. Hay cuatro hoteles, un camping de primera categoría y un hostel recién abierto. En Urdaibai no hay otra, es lo que tenemos, no tenemos casi industria», explica Oskar Baraiazarra, uno de los dos socios y alma mater de Mundaka BC. La marca es también un proyecto personal de Oskar, un emprendedor que, tras trabajar 14 años en Vodafone, a raíz del ERE de la empresa telefónica, se lió la manta y pidió la baja voluntaria. Contrató a Arkaitz Iturraspe para llevar la tienda y terminaron siendo socios –«nos casamos para toda la vida», dice con humor– y también se encontró con el apoyo de Andoni Galdeano, el diseñador, artista y surfer bilbaino, autor de El Niño. La ropa que lleva el distintivo de un niño enfadado, y que tomó su nombre del fenómeno meteorológico, es líder en ventas en el sector del surf y se distribuye en todo el mundo.

«A Andoni le llegó mi proyecto en papel a través de un amigo, lo vio y me llamó al minuto número uno. Y ahí me fui, a su casa de Portugal, que vive allí. El logotipo de Mundaka BC lo ha diseñado él, también me ayudó en la tienda y hay diseños de Mundaka BC que son suyos». La colección de esta marca, de todas formas, es producto de dos diseñadores locales, a los que se ha incorporado Naiel Ibarrola, nieto de Agustín Ibarrola. ¿El leit motiv? La ola de Mundaka, la naturaleza y la belleza de esta Reserva de la Biosfera, porque lo que se busca es «acercar Mundaka y Euskadi al mundo a través de nuestra marca. Su cultura, su gente, sus paisajes, su estilo de vida. La idea es basque clothing, basque art», explica Oskar.

De momento, y aunque en la tienda conviven con otras marcas, el objetivo es expandirse con más productos... e incluso dar el salto a Bilbo. La cabeza le bulle a este hombre, que se plantea Mundaka BC como una dinamo cultural con la que «romper esa estacionalidad» del turismo y que su marca genere vida cultural en el pueblo. Hay exposiciones programadas hasta la primavera que viene, un proyecto para noviembre de fusionar el bar situado junto a la tienda y programar en él conciertos, también patrocina la trainera de Mundaka, a un surfista local, a la primera travesía Bermeo-Mundaka a nado... Por cierto, en Facebook, donde cuenta con 1.900 fans, todas las mañanas te saludan con una imagen fresca y diferente de Urdaibai.

Hacer arte con las camisetas. Encaramada en la cuesta de la bilbaina calle Zabalbide está Puerta, el local autogestionado por Laura Fernández Conde y Rosa Parma, bailarina y coreógrafa una, artista la otra. El tercer miembro es Jorge Núñez, artista audiovisual y autor de la muestra de cine Pantalla Fantasma. En Puerta –forman parte de una asociación cultural denominada Amplio Enigma– programan talleres, encuentros, proyecciones de películas y debates. Llama la atención que, para lo jóvenes que son, Rosa y Laura lleven ya sobre sus espaldas la organización de dos ediciones de T-festa, una plataforma dedicada a la difusión del arte contemporáneo cuyo objetivo es apoyar e impulsar a artistas que utilicen la camiseta como soporte artístico. Quince artistas y veintidós diseños de camisetas fueron seleccionados en la pasada edición del festival, que se celebró en julio en la Alhóndiga bilbaina y que incluyó talleres, conciertos y exposiciones. Había un premio para los participantes: 250 euros con los que producir una tirada de cada una de las camisetas que habían sido seleccionadas; una producción que fue subvencionada por la empresa de serigrafía bilbaina Bilbotext. «Nos gustan las cami (este diminutivo lo utilizan la mayoría de los que andan en este mundo de las camisetas) porque es algo popular, de cultura de masas. Es algo que a todo el mundo le gusta, algo muy directo», explica Laura, quien también ha impartido un cursillo recientemente en la Tabakalera donostiarra sobre cómo trabajar y enfocar esta prenda de vestir que se ha convertido en un auténtico fetiche.

Las camisetas, por cierto, son un soporte muy utilizado por el mundo del arte desde allá por la década de los 60. «Con ellas se le quita hierro a esa parte conceptual, aunque la tiene, pero hay un disfrute del formato y luego supone que ves una reacción inmediata, que la gente se la pone, que no tiene ese hieratismo que tiene una exposición...», explica Rosa, quien paralelamente también trabaja el T-shirt como soporte para su trabajo, con una marca de camisetas independiente llamada Riot Flesh. Su interés: la auto-edición, el feminismo, lo punk, lo precario... De hecho, el feminismo es una de las señas de identidad de estas artistas y también algo que se les pedía que plasmaran a los diseños de T-festa. Etiquetadas, empaquetadas con una ficha técnica del autor y el título, estas camisetas tan especiales de momento solo se venden en Puerta a un precio que ronda los 25 euros, aunque esperan colgarlas próximamente en la red. Hay que subir la cuesta, pero como estas T-shirt no se ven en el mercado, en t-festa.org se puede dar un vistazo a estas prendas hechas con arte.

Poesía en Hernani. «Zuri begiratuta dakit nolakoa naizen» (Al mirarte sé cómo soy) o «Bidea jakin arren galdu egingo naiz berriro» (Aunque conozca el camino me volveré a perder) son algunas de las poéticas frases que lucen impresas en las camisetas de Aiko-Maiko. La firma de Hernani mima especialmente el idioma –todas las camisetas están en euskara–, lo sugerente de sus textos e imágenes, y el diseño de las propias prendas en las que van impresos. «Algunos de los textos son nuestros, otros poemas y otros canciones –explica Ainhoa Lujanbio, socia, junto a Aitzol Goikoetxea, de Aiko-Maiko–. La mayoría de ellos tienen una doble lectura, porque con las camisetas intentamos hacer algo diferente. Usamos también de forma recurrente ‘Maite dut zalantza’ (Me gusta dudar), porque dudar de las cosas es, precisamente, estar aiko-maiko en japonés». «Somos personas que ponemos todo en cuestión. Es conveniente hacerlo en la vida», apunta Aitzol. Reconocen que las frases que utilizan son las que hacen especiales a sus camisetas, aunque la parte gráfica también es importante. Incluyen «deconstrucciones» de fotografías de la fachada del Kursaal, imágenes de la naturaleza...

Este año han vuelto a recibir el premio a la mejor camiseta en el Zapato Azule de Ondarroa, una fiesta popular que se celebra el último sábado de junio y está organizada por Radixu Irratia. La fiesta, en la que todo el pueblo se tiñe del azul de la ropa de arrantzale, tiene una particularidad, que es la celebración de una feria de venta de camisetas en la que participan diseñadores tanto locales como del resto de Euskal Herria. Zapato Azule les mima, está claro, porque, con el de este año, Aiko-Maiko suman ya cuatro premios a la mejor camiseta. La primera feria a la que asistieron los de Hernani, en 2004, les supuso que se trajeran a casa el premio a la mejor camiseta de aquella edición, lo que les animó a seguir con este hobby que les ha llevado, con el tiempo, a dejar el garaje en el que empezaron –Aitzol es diseñador gráfico y Ainhoa había hecho algún curso de serigrafía– y a abrir una coqueta tienda en el centro de la localidad guipuzcoana con sus diseños y ropa de marcas vascas. Mientras pelean con la crisis que afecta especialmente al pequeño comercio, Ainhoa sigue trabajando en el ámbito hospitalario y Aitzol, como profesor.