La Fiscalía, la Abogacía del Estado español, la acusación particular, la popular, –en representación del Ayuntamiento de Orozko, localidad natal de la joven–, y la defensa del acusado, Francisco Javier M.N., han presentado esta mañana sus informes finales en el juicio con jurado que desde el pasado lunes se ha celebrado en la Audiencia de Araba.

Las acusaciones han mantenido los 25 años de cárcel que habían solicitado al principio de esta vista para el acusado al considerar que las pruebas presentadas durante la vista confirman sus tesis, mientras que la defensa ha modificado su petición de pena y ha elevado de dos y medio a diez los años de cárcel solicitados.

El letrado que defiende a Francisco Javier M.N. ha insistido en que los hechos constituyen un delito de «homicidio», con los atenuantes de «obcecación» y «confesión», y ha negado que el acusado actuara con ensañamiento porque su objetivo era matar «a toda consta» a su pareja sin alargar «innecesariamente» su sufrimiento.

El acusado, de 50 años, aseguró en la primera sesión del juicio que la madrugada del 23 de mayo de 2013 mató en el domicilio familiar en Laudio a Amagoia Elezkano en un «arrebato» de «celos e ira» porque lo iba a dejar por otro hombre y se iba a llevar al hijo en común de ambos, que entonces tenía 18 meses.

Este lunes ha tomado la palabra para decir que está «totalmente arrepentido», y pedir perdón a su familia, a la de Amagoia y a su hijo por lo que hizo.

Durante toda la mañana los abogados de la acusación han rebatido la línea de la defensa y han pedido a los miembros del jurado que en su veredicto tengan presente que el acusado comenzó a apuñalar a su pareja, de 27 años, «de manera sorpresiva» cuando ésta estaba tumbada en la cama junto a la cuna de su hijo y le asestó un total de 42 puñaladas mientras trataba de huir.

«42 puñaladas y viva hasta la última, eso es ensañamiento», ha resumido la fiscal, quien ha incidido en que Francisco eligió un método «especialmente cruel» para acabar con la muerte de su pareja con un cuchillo de 17 centímetros de hoja.

Las acusaciones también han puesto en duda el «arrebato» que dijo haber sufrido el acusado, ya que han recordado que él reconoció en el juicio que ya sabía que se iban a separar y que cuando llegó la Ertzaintza les dijo que había sido un «ajuste de cuentas».

Además han explicado que la actitud «fría» y «tranquila» mostrada por el hombre cuando llegaron los agentes no es propia de un arrebato.

«La mató porque era suya»

«Sabía lo que hacía, la mató porque era suya y se quedó después tan tranquilo y frío», ha resumido la fiscal.

Respecto a la confesión, el abogado de la acusación particular ha negado que de los hechos probados se concluya que fue espontánea.

«No le quedaba otra que confesar y entregarse», ha explicado el letrado, quien ha añadido que no fue él quien llamó a la Ertzaintza, sino su hermana, y que incluso pasó tiempo antes de la llegada de la Policía autonómica limpiando el lugar del crimen y el cuchillo utilizado.

La defensa ha insistido en que en el juicio no ha quedado acreditado que la joven estuviera dormida cuando recibió las primeras puñaladas y ha reiterado que no fue un homicidio planeado.

También ha dicho que se tiene que tener presente que no huyó a pesar de que podría haberlo hecho y que su actitud fue de colaboración en todo momento.

Ha argumentado que sólo un momento de obcecación puede llevar a un «padre de familia sin antecedentes a matar a su mujer» y dirigiéndose a los miembros del jurado les ha recordado que ante cualquier duda hay que posicionarse ante lo más favorable para el acusado.

Mañana martes están citados los miembros del jurado popular para comenzar las deliberaciones con el objeto de emitir el veredicto sobre el que después el tribunal deberá dictar sentencia.