Gotzon ARANBURU
IRUÑEA

París 365

«Si metes las zanahorias congeladas vas a frenar el hervor» advierte Pilar Simón a una de las trabajadoras de la escuela de cocina donde se prepara la comida del comedor social París 365 en Iruñea. Apenas son las once de la mañana y Pilar y su equipo ya comienzan a preparar la cena y a pensar en los menús del fin de semana. Aquí se trabaja duro, porque todo el mundo implicado en París 365 sabe que no hay otra manera de sacar adelante un proyecto de ayuda social tan ambicioso… y tan necesario.

Preparando la comida en las nuevas instalaciones de Mutiloabeiti. (Gotzon ARANBURU/ARGAZKI PRESS)
Preparando la comida en las nuevas instalaciones de Mutiloabeiti. (Gotzon ARANBURU/ARGAZKI PRESS)

Fundación Gizakia Herritar-París 365 es una organización navarra sin ánimo de lucro, transversal y aconfesional, que desde hace cinco años trabaja, desde el activismo ciudadano, por mejorar las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas. Nacida, aunque parezca paradójico, con el objetivo de desaparecer lo más pronto posible, la fundación pronto vio que su deseo no se haría realidad a corto plazo; al contrario, la prolongación de la crisis ha hecho que crezca y que a día de hoy el trabajo de sus miembros abarque áreas cada vez más diversas, desde un comedor solidario –Paris 365– hasta un programa de acceso a la vivienda –Paris Etxea 365–, pasando por un programa de alimentación para familias con hijos –Cesta Básica París 365–, una asesoría jurídica –Asesoría Etorkin–, un centro para el ocio con acceso a los medios de comunicación y nuevas tecnologías –Txoko Paris 365–, una ludoteca para la conciliación de la vida familiar –Txoko-Txiki París 365–, un programa de formación –Instituto Bizikasi–, y un servicio de apoyo personal –Apoyo Psicológico París 365–.

Sin duda, la labor más visible es el comedor social del Casco Viejo de Iruñea, enclavado en lo que fuera el restaurante Lanzale. Patxi Lasa, presidente de la fundación, aporta los números: «Desde enero hasta octubre hemos servido 26.394 comidas y cenas, a un total de 1.093 personas. Si tomamos el mes de octubre como referencia, el aumento ha sido de nada menos que un 40,37% en comparación con el mismo mes del año pasado. En cuanto a la cesta básica, que se distribuye cada quince días, ahora mismo son 40 familias las beneficiarias; el 60% de sus miembros son menores de edad».

Aumento de la demanda

No se trata solo de dar el pez, sino de enseñar a pescar. Esto se ve claramente en la escuela-taller de Mutiloabeiti, donde un grupo de quince personas desfavorecidas –parados de larga duración, inmigrantes, personas en riesgo de exclusión…– realiza un curso de cocina de 1.500 horas de duración, que proporciona el título de cocinero, o bien cursillos de menor duración, que acreditan a ayudantes de cocina. Además de preparar las comidas para el comedor de París 365 de Iruñea, desde estas cocinas sale el catering para otras entidades sociales, actividad regida por criterios comerciales –89.732 euros de facturación el año pasado– de economía solidaria, como nos explica Gustavo Muñoz, director de la escuela, reconocida como centro de formación por el Servicio Navarro de Empleo. Hasta febrero de 2013 las cocinas de París 365 estaban en Iruñea, pero el aumento de la demanda de comidas hizo que hubiera que hacerse con este nuevo local y nuevas instalaciones en el polígono industrial de Mutiloabeiti.

Los distintos menús –los hay específicos para musulmanes– salen para Iruñea en vehículos especialmente acondicionados. En el comedor de Alde Zaharra los voluntarios disponen de una pequeña cocina en la que los platos reciben el último toque, antes de ser servidos en las mesas, labor que también corre a cargo de voluntarios, como Montse Lasterra, que lleva ya cinco años haciendo esta labor social. «No solo es comida lo que damos, también compañía» indica.

Las condiciones para acceder al comedor social son conocidas por los usuarios, y riguroso el control que se lleva a cabo. Hoy le toca a Maite Virto, miembro del equipo de acogida de usuarios, apuntar en la lista quién ha venido y quién no. Con amabilidad y una sonrisa perenne, Maite inquiere «¿ayer qué? ¿Cómo es que no viniste a visitarnos?» y el hombre de acento ruso responde que tuvo que ir a visitar a un compatriota. «No se trata de controlar como si fuéramos policías, sino de hacer ver a los usuarios que es importante la regularidad, para llevar bien la cuestión de los pedidos a la cocina y que no se desperdicie nada» señala Virto, al tiempo que ofrece bolsas con la merienda –yogures, frutas…– a los hombres y mujeres que vuelven a la calle tras la comida. Los hay autóctonos e inmigrantes, en todo caso mayores de edad. El desayuno cuesta 0,30 euros, la comida 0,50 y la cena lo mismo. Varias personas leen la prensa en las mesas del txoko del centro, o navegan por internet. Un joven que conoce de primera mano los albergues sociales de Londres y chapurrea el castellano sonríe al asegurar a Maite que «aquí se come mucho mejor. Allí, todo el tiempo hamburguesas, y además a todo correr».

Grabar o tomar fotos en el comedor social está estrictamente prohibido, por respeto al derecho a la intimidad. Pero hay usuarios, como el andaluz Angel González, que acceden a contar su historia al periodista. Se trata, en pocas palabras, de un caso más de una persona que pierde su trabajo y se ve abocada, sin saber muy bien cómo, a vivir en la calle. Angel, usuario habitual de la biblioteca de París 365 y lector empedernido de prensa, sorprende por su verbo fluido y la naturalidad con que se expresa. Sabe lo que es vivir en un cajero –nueve meses en el de calle Monasterio de Urdax cruce con Pío XII– y afirma sin dudar que «lo peor no es dormir sobre un cartón, sino la soledad, porque nadie le habla a un mendigo». Ya ha atendido a la prensa en ocasiones anteriores y casi sin preguntarle señala que «el mejor servicio de toda España me lo he encontrado en el País Vasco y aquí. Y sé lo que me digo, porque no hay ciudad a la que llegue el tren que no conozca. Siempre colándome, claro. Por ejemplo, en Extremadura te dan dinero… pero para que te marches».

Asesoría jurídica

Parte importante de los usuarios de París 365 la constituyen los inmigrantes. Uno de los servicios que más demandan es la asesoría jurídica, que recibió 5.107 consultas el año pasado y este año ya se acerca a esa cifra. También es muy solicitado el servicio Paris Etxeak. Este año 28 personas se han beneficiado del alojamiento en pisos, y de ellos solo 13 han tenido que pagar el alquiler, que asciende a 120 euros mensuales. Igualmente crece la demanda del Servicio de Búsqueda de Empleo. Aunque la actual situación económica dificulta la inserción laboral, tanto los promotores de Gizakia Herritar como los usuarios coinciden en que disponer de un trabajo es la principal baza para acceder a una vida normalizada, sin tener que recurrir a los servicios de asistencia.

Evidentemente, para prestar toda esta asistencia hace falta dinero y trabajadores. Solo una pequeña parte del personal de Gizakia Herritar está en plantilla, y el resto son hombres y mujeres voluntarios, hasta 890, repartidos por la red de servicios de París 365. En cuanto a la financiación, los ingresos totales de 2013 fueron 776.000 euros, provenientes a partes prácticamente iguales de tres fuentes: ingresos propios, donativos y subvenciones institucionales. Los gastos ascendieron a 689.000 euros, con el comedor social como principal destinatario de los fondos.

Como curiosidad y elemento de comparación, cada carro de combate Leopard, utilizado por el Ejército español, cuesta 4,2 millones de euros.