Las negociaciones entre el president de la Generalitat, Artur Mas, y el líder de ERC, Oriol Junqueras, para hacer avanzar el proceso independentista están, aparentemente, encalladas. Solo así se entiende que el líder republicano haya aprovechado la sesión de control del pleno del Parlament para escenificar las discrepancias entre ambos.
Junqueras ha calificado los pesupuestos –que se debaten en el pleno– de «inviables», pero tal y como anunció su partido el pasado lunes, ha anunciado que rechazaría las enmiendas a la totalidad «con la esperanza de que permita alcanzar un acuerdo para conseguir la independencia». Pero el líder republicano ha finalizado su intervención con un dardo: «¿Usted cree que antes de final de año tendremos esta convocatoria de elecciones?».
Mas, que es el único con la facultad de convocar dichas elecciones, ha contestado que «mezclar los presupuestos con las elecciones es un error», ya que el adelanto electoral, según él, «no depende de los presupuestos». El president ha recordado uno de los ejes de su propuesta de hoja de ruta al asegurar que «no hay que pensar en términos de elecciones, sino de referéndum». «Si es para hacer el referéndum, habrá elecciones, si no, no», ha concluido tajante.
Aquí está el principal punto de desencuentro entre ambos líderes ya que, en su hoja de ruta, Mas condicionó la excepcionalidad de las elecciones plebiscitarias a concurrir con una lista unitaria formada por partidos y entidades soberanistas. Algo que, una semana más tarde, Junqueras rechazó tajantemente, al defender candidaturas separadas bajo un paraguas independentista común.
Aunque el propio Junqueras se ha mostrado «convencido» de que tendrán el adelanto electoral antes de final de año –Mas le ha recordado que es él el único que las puede convocar–, la escenificación del pulso en el Parlament deja entrever que el acuerdo, a día de hoy, requerirá todavía de tiempo y paciencia.