Los directivos de Euskaltel invertirán en acciones de la compañía el 100% del bonus de 46 millones de euros que recibirán por la salida a bolsa de la empresa de telecomunicaciones, que se producirá el próximo miércoles 1 de julio.

Hasta ahora, el acuerdo de los directivos era reinvertir el 50% del bonus con un compromiso de mantener las acciones al menos durante un año.

Al conocerse que los directivos recibirían un bonus de hasta 46 millones de euros –la cantidad final depende del valor de la acción cuando salga a bolsa– las críticas a los ejecutivos de Euskaltel fueron generalizadas desde partidos políticos, sindicatos e, incluso, el Gobierno de Lakua.

Tal y como había avanzado en el Parlamento la consejera de Desarrollo Económico y Competitividad de Lakua, Arantxa Tapia, los directivos afectados han acordado por unanimidad reinvertir la totalidad del bonus.

En una nota, Euskaltel ha explicado que primero ha tomado este compromiso el presidente de la compañía, Alberto García Erauzkin, quien ha propuesto en una reunión al resto de directivos que hicieran lo mismo.

La empresa, que recalca que los directivos beneficiados por el bonus habían hecho una «aportación de parte de su patrimonio personal» en el proceso de salida a bolsa, ha señalado que con esta decisión, más las acciones que recibirán los trabajadores –equivalentes a dos mensualidades– el 2% del capital de Euskaltel estará en manos de la plantilla, «fortaleciendo el arraigo, compromiso y vinculación con la sociedad de la que forma parte activa».

Decisión «cosmética»

La decisión anunciada por la empresa de telecomunicaciones, sin embargo, no ha acallado las críticas.

CCOO ha afirmado que la decisión de los directivos de Euskaltel de reinvertir el 100% del rendimiento del Plan de Inversión e Incentivos, solo pretende «acallar la opinión pública», pero «no erradica la mala decisión» adoptada de atribuirles unos incentivos «tan desproporcionados».

El parlamentario de EH Bildu Iker Casanova, por su parte, ha considerado que la decisión es «puramente cosmética», destinada a «intentar salvar la imagen» de Euskaltel, que ha quedado «absolutamente deteriorada por la respuesta de la opinión pública a una operación con la que se ha exprimido a los trabajadores y en la que los únicos premiados han sido su equipo directivo y los fondos especulativos».