Antonio CUESTA
ATENAS

Grecia, el voto (Sí) del miedo

La ratificación por parte del primer ministro de Grecia, Alexis Tsipras, de mantener para el domingo la convocatoria del referéndum sobre la propuesta de los acreedores ha redoblado los esfuerzos de los dirigentes europeos y los grandes medios de comunicación en favor del «sí» y en presentar una eventual victoria del gobierno como la mejor opción hacia el caos.

El Partenón, tras una bandera europea. (Louisa GOULIAMAKI/AFP)
El Partenón, tras una bandera europea. (Louisa GOULIAMAKI/AFP)

Las fuerzas pro-austeridad no han dudado de promover una campaña del miedo, con el propósito de influenciar el voto en la consulta del domingo. Tras la decisión política del Banco Central Europeo (BCE) de cerrar la posibilidad de aportar más liquidez a los bancos griegos, forzando con ello al control de capitales y el cierre de las entidades financieras, han llegado los mensajes amenazantes o catastrofistas desde las instituciones europeas y desde algunos gobiernos, con el fin de alimentar el miedo entre los ciudadanos griegos. El referéndum ha sido calificado como «ilegal», «golpe de estado», o como en el caso de la ministra española de Agricultura, Isabel García, alertando de que «las urnas son peligrosas». Vamos, que las carga el diablo.

En la misma onda se encuentran los canales privados de televisión en Grecia, donde el discurso monolítico en favor del «sí» no solo va ligado al falaz discurso de que esta es la única opción de permanencia en Europa, y señalando el voto negativo como la salida de facto del euro y las instituciones europeas, sino que además han lanzado el mensaje de que el gobierno griego ya habría aceptado de forma íntegra la propuesta de la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y la convocatoria sería solo una mascarada de cara a los ciudadanos griegos.

Por tener una idea de lo que estamos hablando, baste saber que el tiempo destinado en los informativos de las televisiones griegas a las manifestaciones que de uno y otro signo se han celebrado esta semana en Atenas. Mientras que a la protesta por el «no» se destinó de media 8 minutos y 33 segundos, a la realizada en apoyo del «sí» se emplearon 47 minutos y 23 segundos. Más escandaloso es el resultado si atendemos a los dos canales con mayor audiencia en el país, Skaï y Mega, donde la suma arroja un balance de 40 segundos frente a 15 minutos y 25 segundos. De sobra está decir que la beneficiada fue la protesta en favor del acuerdo con los acreedores.

Mensaje de Tsipras

El miércoles Alexis Tsipras quiso dejar claro que la votación del domingo «no es acerca de si nuestro país se quedará en la zona euro», sino para que los griegos decidan «si aceptan el acuerdo de las instituciones o si, con la fuerza del veredicto del pueblo, vamos a buscar una solución viable». En esa línea, votar en contra de ese acuerdo, para el dirigente griego, «no significa romper con Europa, sino más bien, volver a la Europa de los valores».

A medida que pasan las horas, cada vez va quedando más claro que el día después ambas partes se reunirán en Bruselas para continuar las negociaciones. Del resultado que arrojen las urnas dependerá la fuerza y la legitimidad de la que se armará el ejecutivo de Atenas. No en vano la frase de Tsipras «un veredicto popular siempre es mucho más fuerte que la voluntad de un gobierno por sí solo» también debe haber hecho reflexionar a los dirigentes europeos, que a buen seguro tienen presente lo que ocurrió en Francia con la votación sobre la Constitución Europea. Será por eso que muestran tanta aversión por las consultas populares.

Ambigüedad e indeterminación

La claridad con la que Tsipras expuso la posición del Gobierno no está reñida sin embargo con los recelos y los temores de una buena parte de la sociedad griega, según han expresado a NAIZ algunas personas consultadas. Dimitris, que regenta una panadería, no sabe si votará pero asegura «que todas las cadenas de televisión, sin excepción, están continuamente diciendo que votar «No» es decir no a Europa, Tsipras ha dicho que es solo contra un nuevo memorando, pero ¿quién escucha a Tsipras?». Para Dimitris este «es un problema político no económico, y tratan de impedir que un pequeño país como Grecia decida, pues España o Portugal serían los siguientes».

Uno de los puntos más delicados del acuerdo es el incremento del IVA en las islas. Ello encarecería aún más los suministros en unos territorios que ya deben pagar un sobrecoste en todas sus compras. Ioanna, dueña de una pequeña tienda de alimentación en la isla de Skopelos, considera que el gobierno no debió apurar tanto el tiempo para llegar al impago. «Con los bancos cerrados mi proveedor en Atenas solo me acepta talones para algunos productos y metálico para el resto, pero si esta situación continúa no sé lo que podría llegar a pasar», señala. También se muestra desconcertada ante la posibilidad de que, pese a las afirmaciones de Tsipras, una negativa al plan europeo ponga fin a las negociaciones. En todo caso asegura que «es la gente mayor la que tiene más miedo».

Esta afirmación es confirmada por una sexagenaria integrante de la cooperativa de mujeres de Glossa, en Skopelos, dedicadas a fabricar dulces, bollos y pan. María nos explica que votará 'Sí' porque «ya sufrimos muchas penalidades tras la guerra (civil), y no me gustaría volver a pasar por ellas».

Es pronto para aventurar qué puede ocurrir en la cita del domingo, pero pese a la difícil situación del cierre bancario, las encuestas auguran una victoria del «no» (con hasta 9 puntos de ventaja) y una participación bastante alta (superior al 80%).