Gotzon ARANBURU
URRETXU

La miel vasca

La producción de miel en Euskal Herria, cuya calidad ensalza la OCU, no atraviesa su mejor momento, afectada por la entrada de productores españoles a gran escala y la amenaza de la avispa asiática. Factores que ponen en peligro una labor mimada y artesana.

Aitor Otegi, lanean. (Gotzon ARANBURU)
Aitor Otegi, lanean. (Gotzon ARANBURU)

La miel vasca está en la élite, en el podium de las elegidas por su calidad. No lo dicen los productores, sino la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) en un estudio sobre las mieles producidas en el Estado español. Sin embargo, no faltan problemas en el sector, como ha conocido GARA-NAIZ de la mano de un joven apicultor guipuzcoano, Aitor Otegi, inmerso en esta época del año en preparar a sus abejas para un invierno lo más benigno posible.

El otoño tiñe de ocres el bosque que rodea las colmenas de Aitor Otegi en Urretxu. Enfundado en su mono blanco con sombrero de rejilla, y las manos protegidas por guantes de cuero, Aitor se acerca a la zona donde habitan sus esforzadas obreras, las abejas, que se preparan para afrontar el invierno que ya se adivina en el ambiente. Previamente ha preparado el artilugio con el que humeará las colmenas y tranquilizará así a estos insectos himenópteros, conocidos y apreciados desde los albores de la humanidad por producir la deliciosa miel y otros productos, como la cera o el propóleo.

Aitor va abriendo los paneles y comprobando que las abejas están bien –especialmente la reina– y disponen de suficiente alimento –miel precisamente– como para superar sin problemas el invierno. Cada placa está llena a rebosar de insectos, que forman una masa oscura en continuo movimiento. Hechas las comprobaciones, se cierran las colmenas, de las que ya no se sacará más miel hasta la próxima primavera, cuando empezará la temporada de extracciones hasta setiembre.

Es hora del trabajo bajo cubierta, en el almacén, y hoy toca hacer limpieza. Las cajas en las que se ha ido acumulando la miel, que ya ha sido envasada, contienen todavía bastante cera, que Aitor va despegando y recogiendo en un recipiente. Hoy en día no es posible ganarse la vida con la venta únicamente de miel, sino que hay que poner en el mercado toda una serie de productos complementarios que permitan redondear los ingresos. La cera es uno de ellos, otro es el propóleo, y también cuentan el polen y la venta de abejas.

En el caso de la cera, su empleo tradicional para fabricar velas es cada vez más reducida, pero aumenta su uso como componente de cremas. El propóleo resulta conocido por sus propiedades curativas, mientras que el polen es un producto todavía con limitada presencia en el mercado, pero ya destaca por sus propiedades nutricionales.

Finalmente, la venta de las propias abejas a los interesados en iniciarse en este oficio –o como hobby– constituye otra fuente de ingresos. ¿Su precio? Una colonia de abejas cuesta en torno a 60 euros.

Aikur es la marca con que comercializa sus productos Aitor Otegi. Ofrece tanto miel con Eusko Label como miel ecológica, productos ambos que obtiene íntegramente de colmenas emplazadas en Hego Euskal Herria, concretamente en Araba, Gipuzkoa y Nafarroa. Esta diversificación obedece a las diferencias de clima en nuestro país, mayoritariamente húmedo en la cornisa cantábrica y seco en el interior, lo que permite a los apicultores asegurar al menos una parte de su producción independientemente de las variaciones climatológicas; de llover demasiado en Gipuzkoa puede recurrir a sus abejas navarras, y de golpear la sequía en Nafarroa confiar en sus obreras guipuzcoanas. Precisamente esta humedad costera está provocando un serio problema a los productores vascos, pues grandes empresas españolas del sector de la miel, afectadas por la pertinaz sequía en la península, están instalando masivamente colmenas en la cornisa cantábrica.

Mientras que Aitor y los demás apicultores vascos trabajan de modo artesanal, a pequeña escala y mimando el producto, las empresas citadas solo buscan la producción a gran escala y la obtención del máximo beneficio en el menor tiempo posible. Ciertamente, en lo que respecta a la CAV la legislación resulta restrictiva en cuanto a asentamientos de colmenas foráneas, pero el peligro persiste, por lo que los apicultores esperan que el Gobierno de Lakua utilice todas las herramientas legales a su disposición para poner coto al problema.

En Euskal Herria la temporada de extracción de miel se inicia en marzo en Nafarroa, donde las abejas elaboran la miel con romero, mientras que en Araba y en Gipuzkoa comienza algo más tarde. Lógicamente, la existencia de flores y bosque adecuado en el entorno es requisito fundamental a la hora de elegir la zona de instalación de las colmenas.

En cualquier caso, una vez llenas de miel las primeras cajas, éstas se sacan para iniciar su procesamiento. Muchos productores las llevan a la planta de extracción y envasado GIEZ, de Getaria, la única homologada para realizar estas operaciones con la certificación de calidad Eusko Label. Da servicio a sus socios y al resto de apicultores registrados en el label y acaba de firmar un convenio con Lakua para intentar conseguir una mayor valorización de la miel vasca.

El proceso de extracción de las cajas se repite durante todo el verano. Cuando de nuevo llegue el otoño, será el momento de realizar una operación fundamental para la supervivencia de las abejas, como es el tratamiento contra la plaga de varroa, un ácaro que se extendió desde Filipinas hace un siglo y hoy afecta a las colmenas de todo el mundo. El segundo gran enemigo de las colmenas es la avispa asiática, más reciente en nuestro país y más difícil de combatir que la varroa. La avispa asiática causa graves daños a las abejas, especialmente en los meses de setiembre, octubre y noviembre, pero se da la circunstancia de que afecta más a Bizkaia y Gipuzkoa que a Araba y Nafarroa, por lo que apicultores como Aitor optan por la trashumancia de colmenas.

Como en otros sectores de la alimentación, también en la apicultura va ganando poco a poco terreno la producción ecológica frente a la convencional. En ambos casos son estrictos los controles de sanidad y calidad a superar, pero en el caso de la miel ecológica los requisitos son aún más estrictos, tanto en lo que respecta al emplazamiento de las colmenas como a los tratamientos contra plagas. El estudio de la OCU antes citado subraya que la miel con Eusko Label es una de las pocas del Estado español que garantiza al cien por cien su origen, pues en general predomina la mezcla con mieles importadas. El mismo estudio señala que las mieles no pasteurizadas, entre ellas las de Eusko Label, no sufren de oscurecimiento, aceleración del envejecimiento o desaparición de sus componentes naturales. Además, la etiqueta de cada envase permite conocer la fecha de cosecha y exhibe un número de control que informa de la trazabilidad completa del producto.

Aitor señala que, considerada como sector laboral, la apicultura vasca no atraviesa el mejor momento en la actualidad. Lo más preocupante, que faltan apicultores jóvenes. ¿Por qué? Sobre todo, por lo variable de la producción, directamente ligada a la inestabilidad de nuestro clima, especialmente en las provincias costeras. No es raro que una primavera adversa eche por tierra el trabajo de todo un año. De hecho, según datos de Lakua, la producción en la CAV ha experimentado un descenso en los últimos años, por lo que ha diseñado, en colaboración con la agrupación de productores Giez Berri un plan de choque que comprende la realización de un análisis de negocio, la mejora en la formación de los apicultores y en los procesos productivos, y la divulgación entre los consumidores de las excelencias de la miel vasca.