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El Gobierno francés aplica un protocolo de seguridad inédito tras los ataques en París

El Gobierno francés ha decretado el estado de emergencia, un protocolo para mantener el orden público y aplicado por primera vez en el conjunto del Estado, después de los ataques simultáneos en París.

Policías custodian las zonas atacadas. (Patrick KOVARIC / AFP)
Policías custodian las zonas atacadas. (Patrick KOVARIC / AFP)

En una declaración desde el Palacio del Elíseo, Hollande ha anunciado tras los atentados que ha ordenado el cierre de las fronteras y que 1.500 militares reforzarían el dispositivo de seguridad en la capital.

No obstante, tras aprobar las medidas en un consejo de ministros extraordinario, la Presidencia francesa en un comunicado matizó que se trata de restablecer controles aduaneros, no de impedir el traspaso de las fronteras.

El Estado francés ya había decidido restablecer los controles en las fronteras desde el jueves y durante un mes con motivo de la Cumbre del Clima (COP21) que reunirá en París entre el 30 de noviembre y el 11 de diciembre a unas 40.000 personas con presencia de numerosos mandatarios mundiales.

El estado de emergencia (o de «urgencia» en la legislación gala), recogido en una ley de 1956 promulgada durante la Guerra de Argelia (1954-1962), fue publicado en el Boletín Oficial del Estado con efecto desde las 00.00 hora local del sábado y con aplicación en «el territorio metropolitano y Córcega».

Tiene una duración mínima de 12 días y se aplicó por última vez en 2005, durante la los disturbios en barrios periféricos conflictivos, pero entonces no afectaba al conjunto del territorio como ahora.

El estado de emergencia permite a las fuerzas del orden restringir la circulación de vehículos y personas, ordenar registros nocturnos en domicilios, decretar arrestos domiciliarios a personas "cuya actividad resulte peligrosa para la seguridad y el orden público e instaurar «medidas para asegurar el control de la prensa».

Prevé también el cierre de salas de espectáculo o de reunión, así como impedir congregaciones que busquen provocar «desorden», entre otras medidas.

En la ciudad de París, se han suspendido los espectáculos públicos y se han cerrado los museos, centros escolares, bibliotecas, gimnasios y piscinas.

«Todas las manifestaciones en la vía pública se suspenden hasta nueva orden», ha indicado la prefectura de policía de la capital francesa en la red social Twitter. Además, pidió reiteradamente a los vecinos de la ciudad que se queden en sus casas y no salgan a la calle.

El Ministerio de Educación también ha anulado los transportes escolares previstos durante el fin de semana y se ha decretado el cierre de los centros universitarios, mientras que los partidos políticos han suspendido sus campañas electorales de cara a los comicios regionales del próximo diciembre.

Los hospitales de París se encuentran sometidos al «plan blanco», un dispositivo que pone en alerta a todos los centros de atención médica de la capital.

Los transportes públicos, interrumpidos durante parte de la noche del viernes, han vuelto a abrirse al público bajo fuertes medidas de seguridad. No obstante, esta mañana se encontraban cerradas once estaciones de metro cercanas a los lugares atacados en el centro de París, como République, Temple o Parmentier.

La aerolínea Air France, por su parte, ha anunciado que mantiene todos sus vuelos con salida y destino en Francia, aunque avisó de que pueden producirse retrasos debido a los controles aduaneros y de seguridad reforzados.