«Un proceso de la ambición y de la complejidad que significa la constitución de un Estado, cuando lo tienes casi todo en contra, no se puede hacer vetando, se tiene que hacer votando. Vetar ya lo hace el Estado español. Nos veta las finanzas, las competencias y la proyección internacional. No podemos añadir más vetos a Catalunya de los que hay. Aquí la norma es votar, no vetar», ha remarcado en la entrega del XIX Premio Ramón Trias Fargas de ensayo político, convocado por la Fundación CatDem, vinculada a CDC.

La «presión» que ejerce el Estado, sumada a la que «se alimenta desde dentro penaliza y debilita» al soberanismo, ha alertado Mas, que ha indicado que las elecciones del 27S dieron «fuerza» al independentismo pero poca «coherencia interna», lo que se está poniendo de manifiesto en las negociaciones entre Junts pel Sí (JxS) y la CUP para la investidura del nuevo president.

«Tenemos un país acostumbrado a añadir complejidad a aquello que ya es muy complejo. Claro que hay unas diferencias tremendas desde el punto de vista ideológico, somos antagónicos en muchas cosas, pero el problema real no es este", ha subrayado Mas, para quien lo más importante es tener claro que «para que este proceso tire adelante, no hay que perder a nadie» de los que ya están a favor del proceso.

Y, en su opinión, si en la negociación entre JxS y la CUP «se da la impresión de que quien decide en última instancia es quien ha obtenido menos votos, habrá mucha gente que se bajará del tren».

La premisa «más indispensable» para que el proceso soberanista salga adelante «es que antes de ensanchar la base no nos encontremos con que la base se ha adelgazado».

«La norma en Catalunya es votar, no vetar. Pero desgraciadamente encontramos a determinada gente que está más pendiente de vetar que de votar. Así seguro que no se construye un proyecto grande, Hay que cambiar la mentalidad de vetar por la mentalidad de votar», ha insistido.

En referencia a la CUP pero sin nombrarla, ha apuntado que ser «auténtico no significa que no te muevas nunca de tu posición», porque eso es ser «un poco peor que tozudo».

«Cuando hay que hacer avanzar temas muy complejos, hay que intentar que haya un punto de encuentro y de conciliación. Si todos se quedan en su posición estricta, son muy coherentes y consecuentes pero esto lleva al inmovilismo total, y el resultado es cero», ha advertido.