En el prólogo de este ‘Nanclares vis a vis’, el propio secretario de Paz y Convivencia de Lakua admite que «son pocos» los presos vascos que han recorrido esta vía. Los cifra en alrededor de 30 y añade que en procesos anteriores similares «de reinserción» también fueron muy escasos: «Probablemente no alcancen otras dos decenas» (excepción hecha del proceso de disolución de ETA p-m.). Pese a todo ello, Fernández concede gran valor político a la decisión de estos presos de Langraiz y reitera que Lakua les respalda «desde el primer momento» y de manera rotunda.
El autor, el periodista de ‘Deia’ Humberto Unzueta, ha explicado que en la actualidad ni siquiera se conoce en qué situación está esa vía, dado que el Gobierno del PP no la ha desarrollado como sí hizo antes el del PSOE. En el mismo sentido, Gisasola se ha preguntado si «es una vía muerta», pero por encima de ello ha preferido valorar que «hay resquicios», que «no se puede ni imaginar qué es tener permisos» para personas presas desde hace tanto tiempo, y que «nuestra aportación ha llevado las reflexiones más allá» de lo que ocurría antes.
Para Carmen Gisasola, estos presos y expresos de Langraiz han demandado básicamente tres cosas: que «ETA tenía que acabar», que «había que dar pasos en las vías legales» y que «queríamos recuperar la libertad personal para decidir por nosotros mismos». En este sentido, considera que la evolución de los acontecimientos les da la razón. En el prólogo, Jonan Fernández estima que el camino marcado por EPPK llevará a actuaciones «muy similares» a las desarrolladas por estos presos, aunque «probablemente más difíciles» porque entiende que al pasar el tiempo los requisitos puestos por el Estado se han endurecido.