La primera muerte se produjo la semana pasada. Según se ha denunciado, el compañero de celda alertó a los funcionarios de que el preso había ingerido un exceso de medicamentos, pero estos rechazaron intervenir sin el visto bueno de un superior al pensar que era una treta para salir del habitáculo. El fallecido era de la ciudad de Roubaix –en el norte del Estado francés, cerca de Bélgica– y tenía 42 años. El segundo suicidio tuvo lugar el martes pasado, en este caso por ahorcamiento.

Delphine Payen-Fourment, coordinadora del OIP, ha denunciado que son los problemas de funcionamiento de las cárceles los que hacen que ocurran estos sucesos. «Por la noche disminuye el número de vigilantes y cualquier problema puede aagravarse». El representante del Sindicato de Abogados ha criticado la escasa transparencia de la dirección de la cárcel labortana.