Alberto PRADILLA

«Oposición responsable»

Les voy a presentar un término que previsiblemente se convertirá en un inseparable compañero durante las próximas semanas. Se llama «oposición responsable» y es un recurso que ciertos partidos del «establishment» utilizan cuando quieren presentarse como adversarios del Gobierno pero terminan aprobando todas sus decisiones importantes.

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En Nafarroa lo conocemos hace mucho tiempo. Fue la explicación que dio el fallecido secretario general del PSN, Carlos Chivite, cuando en 2007 aceptó el veto de Ferraz a conformar un gobierno alternativo a UPN. Su sucesor, Roberto Jiménez, llegó al cargo con la misma carta de presentación. En la práctica, lo que el término implica es que el PSOE invistió al entonces candidato, Miguel Sanz, le aprobó los presupuestos, y cuando quedaba un año para cerrar la legislatura, escenificó un arranque de vergüenza torera y se presentó como alternativa. Vamos, un tocomocho que quedó patente en las siguientes elecciones, en 2011, cuando Jiménez entró como vicepresidente con Yolanda Barcina.

El primero que ha recurrido al término después de que las urnas reforzasen a Rajoy ha sido el editorial de ‘‘El País’’, que siempre representa lo más gruñón y viejuno del «establishment» antaño considerado como «progresista». Algunos «barones» ya compran la idea de la «oposición responsable» y no sería descabellado que aparezca en el documento que se apruebe en el Comité Federal del 9 de julio. Pedro Sánchez no tiene mucho más margen. Podría intentar sellar un nuevo acuerdo con Ciudadanos y exigir a Podemos carta blanca, pero teniendo en cuenta que su partido y el de Albert Rivera han sido los más castigados, ¿tiene sentido aferrarse al sueño de ser presidente?

La «oposición responsable» casa más con la estrategia del PSOE de la cuadratura del círculo. Durante seis meses, sus portavoces han tenido el rostro de cemento de mantener la ficción de negociar y culpar a Podemos. Los resultados, pese a ser muy malos, les dan en parte la razón. No habrá «pasokización» por ahora. Pueden investir a Rajoy por «responsabilidad», aprobarle unos presupuestos y, tras dos años, forzar elecciones. Mientras, harán el teatro de estar muy en contra del PP.