@albertopradilla
MADRID

Rajoy y Sánchez se enganchan y escenifican la falta de acuerdo y de alternativa

No hay posibilidad de acuerdo entre PP y PSOE. El debate mantenido entre el presidente español en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de Ferraz, Pedro Sánchez, ha puesto en evidencia que ambas formaciones no pueden llegar a pactos pero que tampoco existe una alternativa liderada por Sánchez. Rajoy le ha pedido «que nos deje gobernar». El del PSOE se ha limitado a descalificar la gestión del PP, sin apuntar una sola vez a un Gobierno diferente. 

«Le pido que nos deje gobernar». Por fin, el presidente español en funciones, Mariano Rajoy, ha hecho explícita su demanda al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. La sesión, sin embargo, pasará al olvido rápidamente. El debate ha servido para resucitar, al menos durante hora y media, el turnismo de 1978, con dos líderes echándose en cara agravios y reticencias pero demostrando que ni habrá acuerdo ni en Ferraz tienen alternativa. Con lo escuchado en el Congreso, a día de hoy, solo puede pensarse en terceras elecciones. Pero ya se sabe que todo es susceptible de cambiar.

«Con que me diga que no, es suficiente. No abuse. Ya he entendido todas las partes del no». Mariano Rajoy se ha plantado en el estrado asumiendo que Pedro Sánchez no está dispuesto a avalar su investidura ni siquiera con una abstención. Ayer no habló de propuestas, sino que durmió el debate. Hoy, después de una dura intervención del secretario general del PSOE, se ha abonado a la ironía y le ha acusado de jugar con el riesgo de las terceras elecciones. «Le pido que se abstenga, no que comparta nada con el PP. No podemos celebrar elección tras elección», ha argumentado.

«No nos pueden pedir que apoyemos las políticas que aspiramos a cambiar». Pedro Sánchez, líder del PSOE, ha confirmado lo que ya se sabía: su partido votará en contra de Mariano Rajoy. En un tono muy duro, en sus primeros minutos ha llegado ha atacar a la presidenta del Congreso, Ana Pastor por «utilizar las instituciones» para el beneficio del PP. Ha echado en cara que han pasado ocho meses desde la primera reunión con el jefe del Estado, Felipe de Borbón, tras las elecciones del 20D, afeándole que no haya llegado a acuerdos con sus «afines ideológicos». «Es un mal gestor», ha enfatizado.

La intervención del líder del PSOE ha sido dura, pero también previsible. Ha dedicado su media hora a censurar la actuación del PP, no solo en los últimos meses, sino también durante toda la legislatura en la que Mariano Rajoy ha ocupado La Moncloa con mayoría absoluta. Su problema es que no ha aportado ninguna alternativa. Ni una palabra hacia una posibilidad de Gobierno alternativo. Es decir, sigue aferrado a la cuadratura del círculo: ni apoyo al PP, ni terceras elecciones ni Ejecutivo avalado por los independentistas. 

«Ni mi partido ni yo somos objeto del debate, sino su programa y su gobierno», ha argumentado Sánchez para tratar de eludir la presión. Puede servir como golpe en el Congreso, pero al final tendrá que elegir. O habrá terceras elecciones. Al contrario que en la sesión en la que él trató ser jefe de Gobierno, no ha habido menciones a Unidos Podemos. 

Rajoy, por su parte, estaba hoy en modo irónico. Ha intentado humillar a Sánchez pero haciendo como que necesitaba su apoyo. «No hay que preocuparse por las terceras elecciones. Usted ha dicho que no se van a celebrar y yo me fío», le ha dicho a Sánchez. Risas en el hemiciclo. En ocasiones, el tono jocoso del jefe del PP ha convertido a la bancada del PP en el público del Club de la Comedia. Ha defendido su gestión e incluso se ha atrevido a reconocer que ha existido demasiada corrupción. «No voy a entrar en datos ni en imputaciones porque no aporta», ha afirmado. Y tan ancho. 

Lo más sorprendente de este debate ha sido comprobar cómo el turnismo es capaz de mostrar el peor de sus rostros en un contexto en el que saca la cabeza después de meses de absoluta crisis existencial. 

Señal en directo:

Alberto Pradilla desde el Congreso español: