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BRUSELAS

Bélgica reitera que «no está en disposición» de firmar el CETA debido al veto de Valonia

El primer ministro belga, Charles Michel, ha reiterado la posición de Bélgica al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, de que sigue sin poder firmar el acuerdo de comercio entre la Unión Europea (UE) y Canadá, conocido como CETA, debido al veto que mantiene al tratado la región de Valonia.

Charles Michel, primer ministro belga, junto a Didier Reynders, su ministro de Exteriores. (Laurie DIEFFEMBACQ/AFP)
Charles Michel, primer ministro belga, junto a Didier Reynders, su ministro de Exteriores. (Laurie DIEFFEMBACQ/AFP)

Michel ha informado en rueda de prensa al término de la reunión entre el Gobierno federal y los Ejecutivos regionales de que «Bélgica no está en disposición de firmar el CETA». Esta reunión había sido convocada para fijar una respuesta final de Bélgica de cara al ultimátum que había marcado la UE.

En la misma comparecencia de prensa, el primer ministro belga ha asegurado que ya ha comunicado al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, la posición de su país. De esta forma, la postura de Bélgica podría provocar la cancelación de la cumbre bilateral UE-Canadá, prevista para este jueves y en la que se pretendía firmar el acuerdo de libre comercio.

Precisamente, Tusk telefoneará esta tarde al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, para tomar una decisión al respecto, tras haber contactado con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y con Michel.

«La respuesta del Gobierno valón no nos ha sorprendido dado la política de la ‘silla vacía’ de ayer», ha criticado el primer ministro belga. «Nos hemos enfrentado a una silla vacía el domingo y al silencio de los representantes valones esta mañana», ha continuado.

«No podemos dar un sí hoy»

El ministro-presidente valón, Paul Magnette, ha dicho tras el encuentro que «en las circunstancias actuales no podemos dar un sí hoy», según recoge ‘La Libre Belgique’.

A su llegada al encuentro, Magnette había advertido de que Valonia «nunca decidirá algo bajo presión» y ha señalado que mientras se impongan ultimatums no será posible «tener una discusión sosegada y un debate democrático» sobre el acuerdo CETA.

«No estamos en contra de un tratado con Canadá, pero no queremos que se pongan en peligro las normas sociales, de medioambiente, la protección de servicios públicos y no queremos tribunales de arbitraje privados en los que las multinacionales puedan atacar a los Estados», añadió.

Esta misma mañana, el Partido Socialista valón, que gobierna la región, había confirmado su negativa a levantar el veto y ha asegurado que necesita «semanas» para seguir negociando, en palabras de su presidente, Elio Di Rupo. Por su parte, el presidente de Valonia, Paul Magnette, ha confirmado a su llegada al encuentro la posición en contra de la región.

En la misma línea se ha pronunciado el Partido Democrático Humanista (cdH), también contrario al CETA. El presidente del Parlamento valón, André Antoine, miembro de esta formación, ha apuntado que el objetivo es «devolver el derecho y la democracia a estos grande tratados que afectan a lo cotidiano de los ciudadanos».

En cualquier caso, la Comisión Europea ha dejado abierta la puerta a continuar las negociaciones con Valonia a pesar de que finalmente se cancele la cumbre UE-Canadá de este jueves.

«La Comisión Europea no tiene la costumbre de trabajar con ultimátum o plazos. No es nuestra costumbre ni tampoco es la manera de proceder de Jean-Claude Juncker», ha expresado en rueda de prensa el portavoz del Ejecutivo comunitario Margaritis Schinas. También ha explicado que Bruselas sigue trabajando «sin descanso» para encontrar una solución que satisfaga a la región de Valonia.

La situación del CETA, que lleva preparándose siete años, es un duro revés para la política comercial de la Unión Europea en un momento en el que el bloque atraviesa una serie de crisis que han elevado la incertidumbre sobre el proyecto.

La oposición ciudadana a los tratados de libre comercio ha crecido en los últimos meses, hasta el punto de movilizar a miles de personas en diferentes ciudades europeas para manifestar su preocupación porque se conceda demasiado poder a multinacionales y se rebajen los estándares de protección comunitarios.