Embarcados en la fiesta y el compromiso

«Ni te cases ni te embarques», reza el dicho. Pero una vez embarcados en un festival tan especial como Hatortxu, ¿por qué no casarse? Ayer una pareja contrajo matrimonio en Lakuntza porque su historia de amor estaba asociada al festival. Verídico. También dicen que no des de comer a los trolls. Facu Díaz decidió mandarle recuerdos a un «hater» con el apoyo de un NAIZ Gune entregado. Paquito no ha dado señales de vida. Igual anda perdido buscando su tienda de campaña. No es el único.

La música y el ambiente elevan a las personas. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)
La música y el ambiente elevan a las personas. (Iñigo URIZ/ARGAZKI PRESS)

Ya se han casado
Con dos hijos y la necesidad de regularizar su situación, una pareja de Castelló decidió que qué mejor lugar que Lakuntza y qué mejor escenario que el Hatortxu XX para contraer matrimonio.

Cuentan que su historia de amor tiene relación con el festival y que les hacía ilusión. Pidieron permiso muy educadamente y, con el apoyo de la organización y del Consistorio, ayer cumplieron su deseo. La ceremonia fue bastante íntima, aunque si hubiese sido en Beriain quizás hubiese sido uno de los actos de mayor afluencia del festival.

Las fotos muestran a una pareja tradicional… del Hatortxu, es decir, vestidos de vaquero negro riguroso, con uno de los vástagos a lomos y el otro en el público, semblantes de felicidad y un velo comprado en un bazar para darle solemnidad al tema. Zorionak!

Facu Díaz le manda recuerdos a Paquito
«¿Crees que es buena idea ir al Hatortxu a hablar sobre denuncias judiciales?» se preguntaba Facu Díaz al inicio de su monólogo, consciente de las experiencias de ciudadanos vascos con los tribunales españoles. Aplaudido desde el primer minuto por un público muy joven que llenó NAIZ Gunea, Díaz realizó un retrato personal sobre los límites de la libertad de expresión en el Estado español.

En ese contexto sacó a pasear a Corea del Norte, Podemos, los famosos de pueblo, la caverna española, el fenómeno de las redes sociales, el humor, el problema del desempleo entre los escoltas, la inteligencia de los policías o el sexo adolescente. El suyo, se entiende.

Díaz expuso el contraste entre la reacción judicial contra su humor y la de la ironía y el cachondeo que utiliza él mismo contra quienes vierten amenazas y barbaridades varias contra su persona. Barbaridades contra las que no proceden actuaciones judiciales sino la réplica del propio Díaz con humor, con mucho humor. Él no va de víctima, él contrataca. Así, Díaz leyó varios de los mensajes que recibe de sus «haters» y las respuesta delirantes y desternillantes que suele darles. Por ejemplo, el mensaje de «apoyo» enviado desde Lakuntza a Paquito, uno de esos «fans», que fue la guinda del acto, con el auditorio levantado gritando «¡Paquito! ¡Paquito!». De momento, que sepamos, no hay respuesta.

Sigue llegando gente
El peregrinaje desde los parkings hasta el lugar de acampada no amainó ayer. Durante todo el día seguían llegando jóvenes con ingentes cargamentos de bebida, comida y material de acampada. Algunos muy «pro», no tanto por el material en sí como por la inventiva para transportar los víveres. 

También se veía a otros más talluditos, que probablemente habían terminado la semana laboral y buscaban fuga, música y camaradería. A ellos y ellas se unían lo mismo los que habían dormido un buen rato –fuese denoche o de día–, que los que seguían con la luces largas puestas. Y bien puestas.

Busca, busca
Luego están los que quieren dormir y no pueden, no por el sonido atronador ni por el speed, sino porque no encuentran su tienda de campaña. Ufanos, la colocaron el primer día, se fueron corriendo a disfrutar del ambiente, y cuando volvieron de madrugada todas la Quechua les parecían iguales –un secreto a voces: lo son–. Alguno confesó media hora de ginkana. No hay que descartar que otros se rindiesen y volviesen a la zona de conciertos. 

Y qué dice el pueblo
Los vecinos están francamente impresionados con la organización, la disciplina, el buen ambiente y la eficacia. Muchos vecinos de Lakuntza han abierto sus casas, cedido locales y terrenos o dado alojamiento, primero a los que llevan meses pergeñando el festival y ahora al resto. Pese a lo que supone un montaje así para un pueblo, han visto que el respeto hacia ellos es una prioridad, una raya roja que nadie va a cruzar alegremente. La limpieza y la vigilancia son ejemplos claros de esa conciencia.

Hatortxu se ha ligado a Lakuntza y Lakuntza se ha ligado a Hatortxu. De esa relación surge un festival único. Ya es oficial, no hace falta boda.