«No todo está acabado y hay que hacer autocrítica, pero las razones de haber pasado de corriente a partido ya no existen», ha asegurado esta mañana Zabaleta. El fundador y líder de Aralar asegura que su militancia ha pasado ya formar parte de EH Bildu y los que faltan lo harán en breve. A partir de ahí, la tesis que defiende la dirección es una disolución total, pues no conformarán una corriente de opinión dentro de EH Bildu. «Todos los objetivos que hayan de lograrse han de ser por medios políticos y democráticos y, para poderlo llevar a cabo, hacen falta instrumentos adecuados y ahora nosotros ya no lo somos», ha afirmado.
La imagen con la que Aralar presenta su próximo Congreso es un punto y coma (;) y, jugando con ello, Zabaleta ha bromeado con que él es «el punto», pues pasará a centrarse en otras tareas, mientras que Rebeka Ubera continuará como electa de EH Bildu y será «la coma». La coordinadora general de Aralar ha remarcado que «ahora soy una electa, pero si en el futuro el partido decide apostar por otras personas, seguiré como una militante más. Lo que sí está claro es que EH Bildu es mi apuesta».
Concretamente, Zabaleta ha indicado que ahora pasará a dedicar sus esfuerzos a sus funciones en Euskaltzaindia. «Soy del 47, igual que Hillary Clinton. Ella también se ha jubilado, no veo por qué yo no», ha asegurado.
«Lo que podíamos hacer como partido, ya lo hemos hecho», ha defendido Ubera. «Hemos cerrado una etapa para poder empujar en la siguiente. A partir de ahora, EH Bildu tiene que ser la referencia y nosotros aportaremos como militantes. Nuestra disolución será nuestra aportación particular a EH Bildu en aras a la clarificación política», ha remarcado.
Asimismo, ambos han hecho un repaso de los motivos que les llevaron a conformar el partido: construir una izquierda abertzale «exclusivamente civil y plural», finalización de la lucha armada, conseguir una militancia y una estructura únicas, y definir ámbitos de actuación territorial.
Zabaleta ha subrayado que el momento del cierre es también momento para la autocrítica y que, pese a la consecución de muchos de sus objetivos, quedan muchas cosas por resolver, como la situación de los presos políticos. No obstante, ha insistido en que este cierre no será un cierre triste y han avanzado que el Congreso acabará con una pequeña fiesta.