Violonchelista de fama mundial y reconocido director de orquesta durante el siglo XX, Pau Casals (1876-1973) recibió un 24 de octubre de 1971 la medalla de la paz de la ONU en la sede central del organismo internacional en Nueva York. Una ocasión que, a sus 95 años, aprovechó para reivindicar la paz y su identidad catalana. Las dos obsesiones que le acompañaron, junto a la música, durante toda su vida.

«La paz ha sido siempre mi mayor preocupación», arrancó Casals, que el 15 de abril de 1931 dio un concierto en Montjüic para celebrar la segunda república española, que en 1933 se negó a tocar con la Filarmónica de Berlín tras la victoria de Adolf Hitler y que en 1938 se vio obligado a exiliarse.

«Además, soy catalán», siguió a continuación, reivindicando la historia de paz de su país, al cual permaneció ligado desde el exilio. Casals, instalado en Prada (Catalunya Nord) no dudó en poner sus habilidades musicales y su fama al servicio de los exiliados catalanes durante largos años.

«Hace muchos años que no toco el violonchelo en público, pero creo que debo hacerlo en esta ocasión. Tocaré una melodía del folclore catalán: El cant dels ocells (El canto de los pájaros). Los pájaros, cuando están en el cielo, van cantando: ‘paz, paz paz’, y es una melodía que Bach, Beethoven y todos los grandes habrían admirado y querido. Y, además, nace del alma de mi pueblo, Catalunya», concluyó.

La pieza musical, interpretada por Casals durante décadas, ha pasado a la memoria colectiva catalana como un himno de paz y libertad, y es ya un clásico de los actos de Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana (ANC). En este vídeo, el violonchelista la interpreta en la Casa Blanca en 1961.