Beltrán ha señalado que Nafarroa «va a acabar secuestrada por el nacionalismo si el Gobierno de Barkos sigue forzando la implantación del vascuence» y en ese sentido ha censurado que se destinen 50.000 euros a una campaña de promoción del prestigio social del euskara, que se suman a «otras cantidades escandalosas con el mismo fin».

El Ejecutivo navarro, «tal y como ha hecho el Gobierno independentista en Cataluña, utiliza la lengua como arma política para extender el nacionalismo a todos los rincones de nuestra comunidad», ha alertado Beltrán en un comunicado.

«Desde que alcanzó el poder, el Gobierno de Barkos se puso manos a la obra para insuflar dinero al euskera con todos los recursos a su alcance. Incluso es capaz de sacrificar el bienestar de los ciudadanos, subiendo los impuestos, con tal de invertir lo recaudado en engordar el euskera», ha subrayado.

Al respecto, ha denunciado la inversión de más de 100.000 euros para que los carteles de entrada a Nafarroa fueran bilingües y 50.000 euros en una campaña para promocionar el euskara en la zona no vascófona.

Por otro lado, ha criticado, «se gastan 200.000 de los presupuestos de este año para que los funcionarios aprendan el euskera, chantajeados ante el temor de perder su trabajo; se dan 700.000 euros para que lo aprendan los adultos y más de 500.000 para el uso del euskera en los medios de comunicación; 700.000 para fomentarlo en el ámbito municipal y casi 200.000 para su utilización en el ámbito educativo».

«La locura del Gobierno de Navarra con el euskera ha traspasado ya todos los límites», ha aseverado Beltrán, que ha considerado que «es irreverente que se despilfarren semejantes cantidades salidas del bolsillo de los navarros para promocionar un idioma que sólo habla un doce por ciento».

A juicio de Beltrán, este proceso «es peligroso», porque «el fin que se persigue va mucho más allá un mero interés cultural, lo que está detrás de todo este engranaje movido por el euskera es la construcción nacional del Gobierno».

Beltrán ha censurado además el «despilfarro» que supone destinar «nada más y nada menos que diez millones de euros a un Plan para el fomento del euskera».