La lógica entre «nueva» y «vieja» política ha dado paso al tradicional eje entre izquierda y derecha. La polarización con Podemos hace que el PP apele al «voto útil» frente a Ciudadanos como garantía para salvar al «estatu quo». Al final, decidirá el PSOE.
Última jornada de encuestas que no modifican las perspectivas: el PP ganaría las elecciones, Podemos superaría al PSOE y Ciudadanos no sumaría por sí solo ni con Génova ni con Ferraz. Podría parecer que nada cambia, pero la correlación ya no es la que era.
Las protestas del Gobierno español por la visita de David Cameron a Gibraltar y la unanimidad entre la clase política por reivindicar la españolidad del Peñón no ocultan que el «Brexit» y los futuros recortes que impondrá Bruselas han pasado desapercibidos en campaña.
El 12 de enero de 2010, un viejo militante de LKI me telefoneó para anunciarme la muerte de Daniel Bensaïd. El Bensa, militante de la LCR francesa y uno de los dirigentes estudiantiles más dignos del mayo del 68, ocupaba junto a Alain Krivine los altares de nuestra mitología juvenil, la de aquellos que en los 90 nos negábamos a aceptar el discurso oficial del fin de las utopías.
Las encuestas que se están conociendo en los últimos días muestran todavía un rango de «indecisos» entre el 20-25% y muchos de ellos no es que no sepan qué votar, sino que están dudando entre dos partidos. En sus manos puede estar la variación de uno o dos escaños que se espera.
Mariano Rajoy desarrolla su campaña plácidamente. Convencido de que tiene una bolsa de votantes que prefiere la corrupción del PP a cualquier otro experimento, deberá afrontar el dilema de aceptar el veto de Albert Rivera o atrincherarse en La Moncloa.
Jordi Sevilla abogó ayer por dejar gobernar a quien obtenga «más apoyos parlamentarios». Aunque probablemente pensaba en un aval del PP a la reedición del acuerdo entre PSOE y Ciudadanos, abre la puerta a dejar gobernar a Génova, contradiciendo a Pedro Sánchez.
Los asuntos vascos están fuera de agenda en esta segunda vuelta de las elecciones españolas. De hecho, se encuentran tan fuera que casi es mejor el silencio que cuando alguno de los líderes menciona a Euskal Herria. En el debate, la «democracia» vs. Ibarretxe, la derrota de los independentistas y el RGI fueron las referencias.
El debate a cuatro llega para recordarnos que estamos en campaña electoral. En una carrera hacia las urnas marcada por la televisión, la batalla entre los principales líderes no parece que vaya a marcar muchas diferencias, ya que las posiciones son previsibles.