Conny Beyreuther
IRUDITAN

Matrix

Hace dos semanas, hablamos de los orígenes de la fotografía, pero la imagen que traemos hoy al Iruditan tiene que ver con el estado actual y con el futuro de la fotografía. Es de la exposición de una única pieza “The Autonomy Cube”, de Trevor Paglen y Jacob Appelbaum, en el Edith-Russ-Haus de Berlín (hasta el 3 de enero). Los dos forman parte del equipo del oscarizado documental “Citizen Four”.

La fotografía se ha vuelto líquida y casi omnipresente. Un torbellino incesante de imágenes (e información) que apenas deja tiempo para apreciar una foto antes de que sea reemplazada por la siguiente. La mayoría de imágenes son sacadas por máquinas, hasta aquí nada nuevo, pero ahora son vistas e interpretadas también por máquinas (escáneres QR, fotos de matrículas de coches, coches que conducen solos, fotos de satélite, imágenes que son transmitidas desde el mismo Plutón, software de seguimiento de retina).

La foto digital es código. 0 o 1, acumulándose en nubes y redes. Hemos llegado a una vigilancia invasiva, misiles disparados a distancia –a través de lentes/objetivos (drones)–. Los metadatos de las fotos desvelan más que mil palabras y su contenido pictórico puede (si se deja) ser interpretado y analizado por el complejo industrial Google/Facebook, etcétera. Incluso pueden reconocer a tus amigos en la foto y proponer mandárselas, ¡qué práctico! (la lectora, el lector, sabrá captar la ironía).

Glenn Greenwald describió el uso que hacemos de la tecnología (también y cada vez más la fotográfica o visual) y de Internet como una perfeccionada versión del “1984” de George Orwell. Porque damos la información voluntariamente y, según parece, encantados.

“El cubo de la autonomía” es una escultura de varios ordenadores conectados a Internet que crean un punto de acceso de Wifi abierto. Una escultura para ser «vista» y «utilizada». Cualquier persona puede activarla al conectarse a esta red de forma anónima a través de Tor. Tor es sinónimo de «The Onion Router», el enrutamiento en cebolla, con muchas capas. Es una red global de miles de voluntarios que hacen disponibles servidores, relés y servicios, lo que permite el anonimato de los datos del usuario.

Al mismo tiempo, la obra crea un espacio público, un ágora, un lugar de encuentro abierto que revive las ideas utópicas de los años iniciales de Internet: la libertad de comunicación y los derechos de privacidad individuales.

Paglen, fotógrafo, artista, geógrafo, hombre orquesta, dijo en una entrevista publicada en “A Photo Editor” que «el tipo de arte que más me emociona es el arte que nos ayuda a ver el momento histórico que vivimos... cosas que me enseñan a ver».