Miren Sáenz
Elkarrizketa
José Ángel Iribar • Ainhoa Tirapu

«El fútbol no se puede comparar con ningún deporte. Es difícil emocionar y arrastrar a tanta gente»

Ainhoa Tirapu y José Ángel Iribar han visto mucho fútbol desde la portería y están entre los guardametas vascos más laureados. La jugadora de Barañain ha ganado dos Ligas y el de Zarautz dos Copas, todas con la camiseta del Athletic. Ambos cuentan con una larga experiencia para hablar del “deporte rey”. El Txopo lleva 55 de sus espléndidos 73 años viviendo el fútbol desde dentro. Ha sido jugador y entrenador y hace mucho que se convirtió en una leyenda reconocida con distinciones y premios, pero sobre todo a pie de calle, lo que no ha conseguido restarle una pizca de esa sencillez y humanidad que le caracterizan. Tirapu, de 32 años, lleva 15 poniéndose los guantes para compaginar su puesto de guardameta, primero con sus estudios de Químicas –es licenciada– y luego con su actual trabajo de dependienta en Decathlon. Reciben a 7k en el Palacio Ibaigane, en donde Iribar tiene un despacho repleto de objetos que, como ellos, forman parte de la historia del club vizcaino. Conectan bien, se les nota la cercanía al posar y cruzar opiniones.

Se dice que los porteros son gente de carácter, seguros y que no deben dudar.

José Ángel Iribar: Por lo menos aparentarlo. Si nosotros no damos esa seguridad tanto a los jugadores como a los aficionados mal andamos, porque enseguida empieza el «rum rum» de la gente y la inseguridad de los defensas. Esto es fácil decirlo, pero luego hay que demostrar que se puede confiar en ti con tus actuaciones. Tienes que ser rápido para pasar balones y anticiparte en las jugadas; ser fuerte sicológicamente, porque no es lo mismo entrenar que jugar ante miles de espectadores. Eso hay que saber gestionarlo. También hay que ser fuerte mentalmente para sobreponerte a los errores. Hay más parámetros para poder hacerlo bien. Si no tienes esas condiciones, mejor cambiar de puesto.

Ainhoa Tirapu: Hay muchas características que puede tener un portero, pero la seguridad es la más importante. Puedes entrenar muy bien, sacar balones de la escuadra, pero, si tu equipo no se siente seguro contigo atrás, se nota. Cuanto más veterana eres más sencillo te resulta ese punto. Igual empiezas a perder otras cualidades como la velocidad, pero saber estar en el campo y transmitirlo es fundamental.

Es el puesto de mayor responsabilidad individual y además conlleva la soledad del guardameta.

A.T.: Como decía el guardameta italiano Buffon: «Detrás hay un abismo». Y es que detrás no hay nadie, muy pocas veces llega el defensa a cubrirte las espaldas. Siempre juegas con el chip de que, si tu fallas, ya no tiene solución, va con el puesto, eres la última persona de tu equipo para evitar el gol.

J.A.I.: Los porteros dependemos mucho de la labor del equipo. Hay quien dice que la mejor defensa es un buen ataque, pero hay que saber defender. Esto cada vez cobra más importancia, no solo en fútbol sino en otro tipo de deportes. Para ganar hay que tener una buena defensa, que puede evitar muchas situaciones difíciles de solucionar para un portero.

A.T.: Estoy convencida de que ganamos la Liga (se refiere a la de 2015-2016) no porque yo lo parara todo, sino porque se hizo un gran trabajo defensivo. Estuvimos 717 minutos sin encajar un gol y eso no lo hace solo el portero. Somos los raros, los que usamos las manos y llevamos la camiseta de otro color, pero somos parte del equipo.

¿Cuál es la esencia del fútbol?

J.A.I.: A una premio Nobel le preguntaron cómo describiría la felicidad, y ella respondió: «Un niño jugando con un balón». Esto se puede trasladar al lenguaje de mucha gente a la que le gusta el fútbol desde pequeñita. Luego está la dimensión que ha cogido tanto en los medios para verlo, muy sofisticados, como para analizarlo y retransmitirlo. El espectador y la espectadora se sienten muy partícipes de lo que está ocurriendo.

Aunque parezca mentira, antes iba más gente y eso que los estadios eran más pequeños. Entre que las entradas eran más baratas y se podía estar de pie en las gradas, en Barcelona o en Madrid acudían 110.000 o 120.000 espectadores, mientras que ahora como mucho van 80.000 o 90.000, porque todo el mundo está sentado. El fútbol es diversión y una manera de pasar el día: antes, durante y después. Especialmente los derbis que se viven de una manera lúdico-festiva.

A.T.: Conozco a gente que no le gusta al fútbol, pero ha estado en San Mamés. Es un acto social, con todo lo que conlleva, además de deportivo.

¿Qué tenía el fútbol antes qué no tiene ahora?

J.A.I.: Más cercanía y peores campos (risas), eso influye mucho en el juego.

A.T.: Ya pagaría yo por jugar siempre en Lezama y no tener que ir a campos de hierba artificial.

 

J.A.I.: Había otra manera de gestionar los clubes, ahora se ha complicado mucho más con la esponsorización. Era más ordinario, quizás más rudo y menos profesional, pero más familiar. Tenía mucho encanto y se disfrutaba más o igual que en la actualidad. Ahora es otro tipo de juego: ha mejorado mucho el aspecto físico, se ha ganado en velocidad y se trabajan mucho más los sistemas de juego. Antes eso no era tan importante. Cada uno seguía su propia intuición. Era más básico, ha evolucionado mucho y sigue evolucionando.

A.T.: Hay otras tácticas, algunas también condicionadas por los cambios de reglamentación.

Se ha pasado del domingo a las cinco de la tarde a cualquier hora del día y a todas horas.

J.A.I.: Antes sabías con antelación cuando ibas a jugar a qué hora y qué día. Ahora estás supeditado a la televisión y los horarios son distintos.

A.T.: Nosotras necesitamos la tele porque es lo que atrae a los patrocinadores. Y aunque nos cambien los horarios y sea complicado organizar los viajes en función de las retransmisiones, nos da a conocer.

¿Lo qué no sale en la televisión no existe?

J.A.I.: En el caso de los deportes sí. Si no hay información no existes. Puedes existir para ti, pero no para el resto de los aficionados.

A.T.: Ahora con las redes sociales se le puede dar más bombo, pero siempre se nota la diferencia cuando entra la tele. En mi caso, no sé si es por esto o porque el año pasado ganamos la Liga, pero ahora me para más gente por la calle y trabajando también. Ganar la Liga fue muy importante para generar ilusión en las jóvenes que van a ser nuestro futuro.

El fútbol reina en la información deportiva, donde el sensacionalismo se ha colado entre resúmenes y goles.

A.T.: Aquí no hemos llegado al punto de esos programas de televisión que hablan del corte de pelo de los jugadores. Si les da audiencia, ¡qué vamos a decir! Aunque habría que preguntarse: veo esto porque es lo único que dan o porque realmente quiero verlo.

J.A.I.: Me preocupa que los jugadores entren en esa dinámica, que estén más pendientes de la cámara que de otras cosas. Igual forma parte del espectáculo, pero no es bueno. Ese protagonismo para celebrar un gol enseñando tu tatuaje, tu peinado…

A.T.: Nosotras no hemos llegado a ese nivel, porque no estamos acostumbradas a que haya cámaras en el campo. Lo importante cuando metes un gol es abrazarte a tus compañeras, aunque yo los celebro sola atrás.

¿Se nota algún avance en el fútbol femenino?

A.T.: Nuestro deporte todavía lleva pocos años. La magnitud que tiene el masculino aún no podemos darla, pero todo llegará. En los últimos tiempos vamos más rápido de lo que se pensaba. Creo que el cambio se ha producido este año. Ahora sí que me imagino un fútbol femenino profesional, cosa que no me planteaba que fuese posible cuando yo empecé a jugar.

J.A.I.: Poco a poco se está progresando. El Athletic apostó por el fútbol femenino de una manera importante, empezando por las necesidades más primarias que tiene mínimamente cualquier equipo de fútbol. Tienes que tener unas condiciones y ellas tienen la infraestructura. Ellas son las que lo tienen que decir, pero yo creo que en este caso el Athletic ha ido in crescendo, sigue manteniendo esa apuesta y va para adelante.

En 2013, 26.000 personas se presentaron en San Mamés para ver jugar a las rojiblancas contra el Barcelona, récord de asistencia en el Estado español a un encuentro femenino.

A.T.: Este mes ha habido un partido en el Vicente Calderón con casi 15.000 espectadores. Las chicas nunca habían jugado allí y que se abra el escenario ya es un paso adelante. Nosotras tenemos el récord, también el de la Champions. El Athletic, en este sentido, ha sido pionero, porque la afición es del club y nos ha seguido durante mucho tiempo. Sí que es cierto que ahora otros equipos se están apuntando y ahora está teniendo repercusión, que era lo que nos hacía falta. De esta manera, la rueda empieza a girar, viene la gente, tienes patrocinadores. Un equipo de Primera por detrás te permite tener las estructuras necesarias. Es más fácil crecer al amparo de los clubes profesionales, porque tienen una infraestructura y una estabilidad económica. De ahí para adelante lo que apuesten por el deporte. Es un momento duro, en el que están desapareciendo equipos por la crisis.

Las mujeres se han incorporado también como espectadoras, socias, informadoras, hay alguna presidenta en Primera División y alguna médico.

J.A.I.: Para lo que yo he conocido, tanto en los estadios como en el terreno de juego de los propios partidos, la mujer se ha incorporado de una manera muy potente, a todos los niveles.

A.T.: Yo tengo una foto de mi abuela viendo un Athletic-Osasuna en San Mamés, marcada por un círculo por el periodista como diciendo que era la única mujer en la grada. Esto ya no es así, es un reflejo de la sociedad.

La mayoría de las jugadoras son profesionales pero no pueden vivir del fútbol.

A.T.: Es algo que pasaba en los inicios del fútbol masculino y que seguramente irá cambiando, pero también hay muchos deportistas que no son totalmente profesionales. El fútbol no se puede comparar con ningún deporte. Es difícil emocionar y arrastrar a tanta gente. Lo que hay que hacer es trabajar para conseguirlo. Es complicado, no solo entre hombres y mujeres, sino entre deportes minoritarios y fútbol. Creo que yo no voy a poder vivir totalmente del fútbol, me quedan pocos años, pero espero que algunas de mis compañeras sí y me habrá encantado trabajar para que ellas lo consigan.

J.A.I.: En nuestros tiempos éramos profesionales y en 18 temporadas cada año mejorabas la ficha. Ganábamos bien, pero estábamos convencidos de que cuando nos retiráramos tendríamos que trabajar en otra cosa. Y muchos se han preocupado de estudiar, son ingenieros, arquitectos, médicos… y se han forjado otra vida. El fútbol no te daba para dejar de trabajar. Hay que estar preparado para afrontar la siguiente etapa.

¿Cómo se enseña en las categorías inferiores?

J.A.I.: Siendo pedagógico con los chavales, enseñándoles a querer el deporte. Es un aprendizaje en el que hay que dejar que cada uno exprese su forma de jugar en el terreno de juego. No ser excesivamente rígido. Hay edades. Yo he entrenado a muy jovencitos y a más mayores. Luego tienes que ser más exigente, pero al principio se trata de que se organicen y se lleven bien, que disfruten del juego sin centrarte demasiado en las estrategias. A todos nos gusta tener talentos, pero de chavales es importante que después del partido se vayan contentos y le den la mano al adversario ganen o pierdan. Ser cercano y ayudarles, nada de castigarles y sacarles en el minuto 5 del campo. Hubo un tiempo en el que se hablaba de no enseñarles a competir, pero no estoy de acuerdo. El fútbol es engañar al contrario para buscar el camino del gol.

A.T.: Hoy en día es difícil entrenar a equipos de niñas y niños por lo que se mueve alrededor en cuanto a las familias. Lo ideal sería que el niño fuera feliz en el aprendizaje, pero creo que los entornos son complicados de gestionar. Llegar arriba es muy difícil.

¿Por qué le cuesta tanto al fútbol aceptar ayudas tecnológicas en el arbitraje? Ni el Ojo de Halcón ni los video-arbitrajes han escapado a la polémica.

A.T.: Porque si hay diez personas hay diez opiniones diferentes. Es que, dependiendo de que decisiones, te puedes cargar toda la emoción del fútbol. Al final la persona que está viendo la pantalla decide, pero no siempre acierta. Me parece que se puede utilizar la tecnología en muchas cosas, pero el vídeo-arbitraje...

J.A.I.: Hay diferentes formas de interpretar las situaciones, por eso es complicado. La idea de estos sistemas es que sean buenos para el juego. A mí lo que me preocupa es que lo pare en exceso. Tiene que ser dinámico. Esos tiempos muertos pueden aumentar la crispación.

También el fútbol es el rey en el factor económico.

A.T.: Mueve mucho dinero porque genera mucho. En una situación de crisis la dimensión tan alta a la que ha llegado el fútbol está más a la vista. Los escándalos de corrupción y los impagos a Hacienda también. La bola ha crecido mucho pero, de momento, sobrevive.

J.A.I.: Estamos en una sociedad de mercado libre. Los jugadores cobran esas millonadas porque parece que son rentables, dicen los que dirigen esos clubes. Seguramente es escandaloso, pero parece que lo generan. Entiendo al trabajador que para sacar un mínimo se está esforzando a diario. Es excesivo, pero así es este mercado e incluso cada año aumenta el dinero para comprar, vender, transferir. No tiene nada que ver con mis primeros años. La economía era otra. Quizás el Madrid o el Barça ya eran algo diferentes, pero para la mayoría de clubes se trataba de cuadrar números, el empate. Ahora necesitas tener superávit para contar con un equipo que compita bien, esté en Europa, de brillo a la ciudad y esas cosas. Tampoco había representantes.

¿Nunca ha tenido un representante?

J.A.I.: Nunca, no me ha hecho falta.

A.T.: En el fútbol femenino ahora están entrando. No le veo mucho sentido, porque si a mí me quitan un porcentaje ya ves. Sí que es verdad que hay jugadoras jóvenes a las que les proponen propuestas de contratos con marcas. Si empieza a moverse el dinero aumentarán los representantes.

¿Cómo se lleva la falta de anonimato?

J.A.I.: Yo lo llevo bien. A mi de chaval también me gustaba saludar a mis ídolos. Me gusta saludar a la gente y creo que lo agradece. No me cuesta, no es un esfuerzo.

A.T.: Creo que cuanto más natural eres más fácil es de llevar. Si empiezas a esconderte tras las gafas y la visera generas más que si te paras y saludas. Aunque he visto a gente sentarse a comer y levantarse diez veces para sacarse la foto, eso tampoco.

¿Qué es lo mejor y lo peor qué les han dicho en un campo?

A.T.: A mí me han dicho cosas tan gordas que no me apetece reproducirlas. ¿Machismo?, los ultras cuando van pasados. Lo más bonito fue una vez que corearon mi nombre en Lezama. Lo vi después en el vídeo, porque durante el partido estaba concentrada y me hizo ilusión.

J.A.I.: La primera vez que escuché aquello de «Iribar, Iribar, Iribar es cojonudo, como Iribar no hay ninguno» (la reproducción completa es nuestra, él es demasiado discreto). Incluso me lo cantaban cuando había cometido un error para animarme, lo que era muy de agradecer. Lo peor sobre todo los primeros años después de sacar la ikurriña en Atotxa fue durísimo (a principios de este mes se cumplieron 40 años de aquella salida de Real y Athletic al desaparecido campo donostiarra, donde el guardameta rojiblanco y Kortabarria portaron la tricolor cuando todavía era ilegal). No me acuerdo de las frases, pero eran auténticas barbaridades. Sabes que quieren desestabilizarte, pero hay que ser fuerte, porque si no te tienes que retirar.

Al hilo de la ikurriña, usted es un hombre comprometido. ¿Los deportistas tienen que opinar?

J.A.I.: Yo no tengo ninguna duda. El deportista es uno más, ¿por qué el deportista no puede y un trabajador sí? Los políticos sí pueden hablar de fútbol y decir cosas. Haciéndolo desde el respeto, el que se quiere comprometer lo hace con todas las consecuencias. Sabemos que las opiniones de una persona popular tienen mayor trascendencia, pero esa dimensión se la dan los medios. Se opina como uno más, aunque siendo consciente que puede tener un precio, saber a lo que te expones.

A.T.: La mediatización ha llevado a que la gente sea más cuidadosa con sus opiniones, en cierto modo porque sabe que va tener una vuelta que, dependiendo qué medios tengas alrededor, puede ser muy grande. Las personas tienen derecho a defender sus ideas y deberíamos conseguir el respeto a las ideas de todo el mundo, pero hoy en día es complicado y se crean controversias. Incluso un gesto ha hecho crear una bola de nieve.

Aún así Iribar cuenta con el reconocimiento de gente dispar.

J.A.I.: Tengo la sensación de que la gente me quiere. En Bilbao y fuera. He intentado ser sencillo y natural y la gente igual ha apreciado eso. Ser sobrio y legal.

¿Veremos la oficialidad de las selecciones de Euskal Herria?

J.A.I.: Seguro. Bueno yo no sé, porque tengo muchos años, pero vosotras sí. Hay políticos que están poniendo fechas. No tendría porque ser así, nosotros podríamos ser oficiales ya, como lo son otros equipos de naciones sin estado. La política se ha adueñado de todas estas normas y reglas y la FIFA se agarra a eso para no acoger a nuevas selecciones.

A.T.: Desde el principio se ha unido demasiado a la política, así que va a necesitar un paso intermedio. No me parece que esté cerca de momento.

J.A.I.: Quizás el Mundial del 2022, del 2026 o del 2030. Creo que estamos avanzando, aunque parezca que no, y la última parte de la década va a ser importante.