XANDRA ROMERO
SALUD

El «chip punitivo»

El «chip punitivo» es ese que la mayoría de mujeres y cada vez más hombres tienen grabado a fuego en el cerebro y que funciona como mecanismo primario: la culpabilidad que les lleva a compensar tras creer «haberse pasado» con la comida. ¿Y por qué existe este chip? ¿Por qué tanta gente repite cíclicamente las mismas conductas durante toda la vida?

Cuando alguien me dice que «tal dieta me funcionó porque perdí no sé cuantos kilos» siempre pregunto: ¿Y entonces, qué haces aquí? Me refiero a buscar perder peso en la consulta de una nutricionista.

Hay que plantearse si funciona compensar tras un exceso y la respuesta es rotundamente no. Algo que no fomenta el cambio de hábitos que son capaces de mantener el objetivo alcanzado (en este caso el peso), no ha funcionado.

Pero aun así, la gran mayoría que hace o ha hecho al menos una vez en su vida una dieta estricta, después de un tiempo ha vuelto a los hábitos anteriores. Ha recuperado los kilos perdidos y ha acabado pesando más que antes de empezar. Entonces, ha vuelto a la dieta estricta. Y así, por los siglos de los siglos nos sumergimos en un eterno «efecto yoyó» que puede causar graves problemas de salud como hipertensión, cálculos biliares e incluso un mayor riesgo de morir de forma prematura.

Pero, ¿dónde está el origen? Se me ocurre, para empezar, la búsqueda sin sentido de ese parámetro, en realidad inexistente, que es el peso ideal y que según múltiples investigaciones publicadas desde hace más de diez años, el intentar conseguirlo a toda costa nos puede llevar a trastornos del comportamiento alimentario, realización de ejercicio de manera compulsiva, insatisfacción corporal, sensación de culpabilidad y/o vergüenza y mayor riesgo de aislamiento social, depresión, autolesión o incluso suicidio.

¿Y de dónde adoptamos la población estas ideas?

Existen muchos factores a los que podemos señalar como responsables en esta confusión nutricional en la que vivimos, pero uno de tantos son los medios de comunicación y, en concreto, las revistas para público femenino. Un ejemplo es la investigación publicada en la revista “Public Health Nutrition,” donde sus autores analizaron durante doce años los patrones estacionales y temporales en el contenido de los artículos en dos revistas británicas dirigidas a las mujeres jóvenes. Tras el análisis, concluyeron que estas revistas presentan una «naturaleza cíclica», es decir, fomentan el exceso y la sobreingesta en Navidad, la restricción dietética después y una dieta severa en los meses previos al verano. Por tanto, dependiendo de la época, promueven el eterno «efecto yoyó».

Por si esto fuese poco, el análisis también revela un fomento de la insatisfacción corporal, algo que han puesto de relieve otros estudios como el publicado en la revista “Body Image Journal” en 2008. En una muestra de 163 estudiantes, se observó que las que eran más susceptibles al ideal estético de la extrema delgadez promovido por los medios puntuaban más alto en los cuestionarios sobre los estilos de alimentación concretos como un patrón de alimentación restrictivo y un patrón de comer emocional, lo &hTab;que está directamente mediado por la insatisfacción corporal.

Y es que no pocas mujeres (y cada vez más hombres) y no solo las más jóvenes como cabría pensar, viven el peso o la alimentación como una fuente de frustración continua que tiene un impacto negativo en la salud física y mental.

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