TERESA MOLERES
SORBURUA

Caza de primavera

Comienza la caza de primavera, así que es hora de hacer frente a limacos e insectos dañinos, devoradores de semillas y verduras, antes de que sus escapadas nocturnas acaben con todo. Durante el día se refugian en lugares húmedos. Captamos su presencia por las hojas agujereadas de las plantas jóvenes, deyecciones oscuras y trazas de moco brillante que han dejado a su paso. Se recomienda colocar un cerco de cenizas de madera alrededor del cultivo para repeler al limaco. Además, esta ceniza es rica en elementos minerales, potasio y fósforo. No obstante, es más eficaz el riego con una preparación que contenga nematodos, esos parásitos específicos contra los limacos que les impiden desarrollarse.

Entre algunas flores como las adelfas se hacen visibles los pulgones amarillos. Aparecen en las ramitas jóvenes y se alimentan con los azúcares de la savia que circula en gran cantidad por los brotes en crecimiento debilitando a la planta. Luego, los pulgones expulsan una sustancias pegajosa y brillante, la melaza, que atrae a las hormigas. Los pulgones son coriáceos y difíciles de erradicar incluso para sus enemigos naturales, las mariquitas. Si son pocos no dañarán a la planta, sin embargo, si las manchas amarillas están formadas por colonias grandes hay que tomar medidas.

Funciona bien un insecticida natural a base de piretrina, que se obtiene de flores del género de los crisantemos. La piretrina se degrada rápidamente con el oxígeno del aire y el sol, por lo que el tratamiento debe realizarse por la mañana o al atardecer. Al ser un insecticida puede atacar a insectos beneficiosos por lo que conviene seguir estrictamente las instrucciones de utilización. El producto es conocido en Europa desde el siglo XIX, cuando su uso se extendió para combatir los piojos.

Si observamos debilitamiento en los pensamientos plantados recientemente en tiestos y jardineras, veremos que tienen el cuello prácticamente cortado. El causante del destrozo es un ciempiés que vive en la tierra y que no es especialmente peligroso hasta que forma grandes colonias. No se les ve con facilidad porque huyen de la luz. Combatirlos con éxito es muy difícil por lo que se impone la solución de cambiar la tierra de tiestos y jardineras en cuanto termina la época de estas plantas especialmente floridas.