XANDRA ROMERO
SALUD

Por qué no debes hacer caso de tu IMC

Si tu médico de cabecera o el de la revisión sanitaria que te hacen en el trabajo te indican que tienes sobrepeso u obesidad porque tu Índice de Masa Corporal (IMC) así lo indica, no debes alarmarte o, al menos, no desde el primer momento. El IMC es una medida que asocia la masa corporal (peso total) y la altura de una persona.

Esta fórmula, para quienes no la conozcan, se ha utilizado como recurso casi exclusivo para evaluar el estado nutricional y la Organización Mundial de la Salud (OMS) especifica que una persona es obesa si su IMC es mayor a 30 y padece sobrepeso si supera un IMC de 25. Es importante destacar que no varía en relación a la edad ni tampoco al sexo.

Y es precisamente aquí donde nos encontramos la primera limitación. Porque los hombres y las mujeres no somos iguales en cuanto a la dotación y distribución de la masa grasa y masa muscular, del mismo modo que estos parámetros también difieren en relación con la edad.

Y así lo indica un último estudio de revisión llevado a cabo por la Universidad de York llamado “Diagnostic performance of body mass index to identify obesity as defined by body adiposity: a systematic review and meta-analysis”.

Esta revisión concluyó que los valores de corte de índice de masa corporal poseen baja sensibilidad para identificar la adiposidad (cantidad de grasa), ya que durante las evaluaciones la mitad de las personas con exceso de grasa corporal no fueron identificadas como obesas o con sobrepeso. Es decir, que lo que llevamos viendo en la practica diaria es que no hay que valorar el peso si no medir la grasa y entonces podríamos encontrarnos con un aumento del número de obesos en el mundo.

Esta es una reflexión que también se llevó a cabo en el segundo congreso conjunto que celebraron en Sevilla la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y la Sociedad Española de la Cirugía de la Enfermedad Mórbida y de las Enfermedades Metabólicas (SECO).

Y es que, sin lugar a dudas, ha sido un método utilizado por sus múltiples ventajas como pueden ser su sencillez y bajo coste, teniendo en cuenta que es muy fácil obtener las variables de peso y talla (quien más o quien menos tiene una báscula en casa y una cinta métrica) pero quizá el error ha sido utilizarlo como único criterio, ya que el IMC asume una distribución entre la masa muscular y la masa grasa que no son ciertas.

El IMC generalmente sobreestima el tejido graso en aquellos con mayor masa corporal o peso (por ejemplo, atletas) y subestima el exceso de grasa en aquellos con menor masa corporal.

Un estudio realizado en junio de 2008 examinó a 13.601 sujetos de Estados Unidos y encontró que la obesidad (IMC>30) estaba presente en el 21% de los hombres y el 31% de las mujeres. Sin embargo, cuando midieron el porcentaje de grasa corporal descubrieron que la obesidad se encontraba en el 50% de los hombres y el 62% de las mujeres.

Asimismo, los expertos en cirugía de la obesidad advierten que perder IMC o peso no elimina comorbilidades; es decir, el riesgo o presencia de sufrir diabetes mellitus, hipertensión arterial, cardiopatías etc.

¿Esto significa que el IMC no es útil?. La respuesta es que los valores del IMC sí se relacionan con porcentajes de grasa corporal grandes, pero no es una medida objetiva del estado nutricional de una persona ya que, como decimos siempre, el peso no lo es todo en términos de salud.

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