Marian Azkarate
UNA MIRADA AL MUNDO

La alternativa africana a Google Maps

Hallar el lugar donde uno se ha citado en Cotonou, la capital de Benin, es algo así como seguir las pistas en el juego de la búsqueda del tesoro: los nombres de las calles, si es que lo tienen, no aparecen en ningún sitio... e incluso cambian. Todo un desafío, para que el Google Maps es totalmente ineficaz. A la hora de indicar una dirección a alguien, los habitantes de Cotonou tienen su propia jerga. Un ejemplo: «Mi oficina está detrás del gran mercado Dantokpa. Dejas un edificio con una antena a tu derecha, sigues y en la tercera calle, a la izquierda, es un edificio de azulejos». Si no ves la antena, vuelves a la casilla de salida. O sea, te has perdido.

Sam Agbadonou es un antiguo técnico biomédico de 34 años que ha recorrido la ciudad de norte a sur y de este a oeste. Todo un «desafío de navegación»» nos dice sonriente. «Solían llamarme para hacer reparaciones en las máquinas de los centros de salud, muchos de ellos perdidos en los suburbios y de acceso dificilísimo». Así que, en 2013, cuando oyó hablar de OpenStreetMap, un proyecto internacional fundado en 2004 con la finalidad de crear «un mapa libre del mundo», dijo que era perfecto para él. Tras recibir formación gracias a un voluntario llegado de Senegal, Sam Agbadonou fundó la rama de Benin, que ahora tiene treinta voluntarios. Junto a su amigo Saliou Abdou, geógrafo de profesión, organiza regularmente «cartoparties»: incursiones en el terreno para completar los datos geográficos de las calles que están sin identificar o para renovar la numeración de los edificios. «Observamos todo: los árboles, los puntos de agua, si hay garajes que arreglen neumáticos en la esquina de la calle, si hay una sastrería... ¡Esto no sale en Google Maps!», dice Sam con cierto orgullo. Un trabajo de hormiguitas que ha propiciado que, en cuatro años, hayan actualizado la geografía de la ciudad y «aparezca» el nuevo distrito de Ladji, hasta ahora inexistente en el mapa de la ciudad. Porque si los mapas interactivos están completos en los países desarrollados, no pasa lo mismo en el sur.

África quiere aparecer en el mapa. Armelle Choplin, arquitecto del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD), no tiene más remedio que utilizar Google Maps, aunque cada vez se basa más en los mapas participativos, mejor adaptados al contexto africano. «IGN France (Instituto Nacional de Información Geográfica) realizó la cartografía aérea de Benin entre 2015 y 2016, y en setiembre se supone que los mapas serán ‘liberados’. Pero todavía no sabemos si tendremos acceso y bajo qué condiciones», explica el investigador. El crecimiento demográfico y la falta de regulación del suelo, así como la inexistencia de planes de urbanismo, son algunos de los rompecabezas a los que se enfrentan casi todas las grandes ciudades del continente. En Ghana, otros de los países costeros de África Occidental, Sesinam Dagadu (31 años) ha creado una aplicación similar llamada SnooCode. Su peculiaridad es que está dirigida a los más pobres y los analfabetos. «Quería asegurar que nuestro sistema sea accesible a aquellos que están en la parte inferior de la pirámide social». OpenStreetMap, por su parte, ya está siendo utilizado por las organizaciones humanitarias durante las epidemias. Cartógrafos aficionados participan en «mapathons» para crear datos geográficos a partir de imágenes de satélite disponibles en línea.