Gloria LATASA
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El retorno de la luz

Adelantamos (¡por fin!) una hora los relojes este domingo, 29 de marzo. Lo pagaremos con un poquito menos de tiempo para dormir pero, en compensación, haremos el tránsito hacia el deseado retorno de la luz. Unos días más y daremos la bienvenida a la Semana Santa –que este año parece querer aproximarse de la mano del Sol– y disfrutaremos de la primera luna llena de primavera (la que marca la «colocación» de la Semana Santa en el calendario) el sábado 4 de abril.

Estas fechas nos van a llevar de cabeza a nuestras aficiones favoritas. Aficiones que para muchos estarán en el ámbito de la montaña. Y, con más horas de luz y la presencia del sol, las condiciones pueden ser ideales para realizar todo tipo de actividades en ella. Sin embargo, en ningún momento debemos olvidar hasta qué punto es importante conocer lo que ha ocurrido previamente en cada lugar, para saber en qué estado nos vamos a poder encontrar el terreno. Luego están las previsiones. ¿Por qué cambian tanto de un día para otro? Porque la atmósfera es aire en movimiento, las previsiones son un cálculo matemático para conocer ese movimiento por adelantado y lo que va pasando en realidad no coincide al 100% con lo calculado. Así que esos desfases entre realidad y cálculo hacen necesarios los ajustes. Más aún en montaña, donde el relieve lo complica todo.

Pero, además de contar con las previsiones meteorológicas, para movernos con seguridad por las zonas montañosas es importante que tengamos en cuenta la morfología de cada lugar, las diferencias climáticas y meteorológicas en función de la altitud, los fenómenos locales (nieblas, vientos, precipitaciones, aludes…), las variaciones de la presión atmosférica o la evolución del cielo durante la jornada. Un mejor conocimiento del medio nos va a regalar un mayor disfrute del mismo y, de propina, nos vuelve menos vulnerables.