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SANA’A

Arabia Saudí e Irán se acusan mutuamente de la guerra en Yemen

La coalición liderada por Arabia Saudí aumentó ayer sus bombardeos aéreos contra las posiciones de los chiíes en Yemen, a los que ha limitado su capacidad militar, asegurando que «hace frente a la agresión» de Irán, su rival como potencia regional. A su vez, Teherán denunció la intervención saudí, a la que acusó de desestabilizar la región.

Los aviones de combate de una inusitada alianza de países liderado por Arabia Saudí –Kuwait, Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Egipto, Jordania, Marruecos y Sudán– bombardearon posiciones militares de Ansaralá, la fuerza militar chií de los hutíes, que ha ido ocupando varias provincias del país, hasta hacer huir al presidente, Abd Rabbo Mansur Hadi.

Los ataques aéreos han mermado la capacidad militar de los hutíes destruyendo baterías antiaéreas y, sobre todo, anulando cualquier uso de la aviación.

Ayer varios ataques alcanzaron la residencia presidencial en Sana’a, que los hutíes controlan desde enero, así como una base militar en la provincia de Amran e incluso depósitos de armas en el feudo norteño originario de los chiíes, en Sadaa.

Pero a la vez, la operación, denominada «Tormenta Decisiva», ha matado ya al menos a 39 civiles. «Hemos pasado una noche de horror y de histeria», afirmaba Mohammed al-Jabahi, relatando los vuelos incesantes de los aviones, los disparos de las defensas antiaéreas y explosiones de la noche del jueves.

Aunque frenados en Adén, la ciudad al sur donde se refugió el presidente y que estaban a punto de tomar, los hutíes se hicieron ayer con el control del área costera de Shaqra, en el golfo de Adén, lo que les permite tener por primera vez una salida marítima en esa región. Arabia Saudí calificó los primeros ataques como «exitosos» y aseguró que se prolongarán «durante unos días», descartando, de momento, una ofensiva terrestre.

Por su parte, el líder chií, Abdel Malek al-Huthi, condenó la «invasión» y advirtió de que «los yemeníes no van a permanecer sin actuar». Si Riad acusaba a Teherán, Irán avisó también contra una propagación del conflicto y su presidente, Hassan Rohani, denunció una agresión contra Yemen.

«Son los iraníes quienes se inmiscuyen en los asuntos de los países árabes, en Líbano, Siria, Irak y Yemen y no lo podemos tolerar», acusó el embajador saudí en Washington, Adel al-Jubeir. En plena negociación sobre el programa nuclear iraní, EEUU ha prestado apoyo logístico y de inteligencia a la intervención saudí, con aviones de transporte y aviones-rádar.

Algunos rumores llegaron a situar en Yemen al general iraní Qasam Suleimani, comandante de las brigadas Al-Quds, que intervienen en Irak en la lucha contra el Estado Islámico.

Por su parte, el expresidente yemení Alí Abdullah Saleh, aliado ahora con los hutíes, envió tropas para bloquear la carretera que conecta las ciudades de Adén y Mukalla, a la vez que pedía un alto el fuego y una negociación.

Límites de los bombardeos y riesgos de una operación terrestre

Los ataques aéreos saudíes en Yemen podrían tener resultados limitados sin una intervención terrestre que Riad, de momento, descarta. Suficientes para frenar el avance hutí, precisarían de fuerzas sobre el terreno para asegurar una victoria decisiva. Pero esa medida aumentaría el enfrentamiento con Irán y alentaría la mayor implicación de Teherán.

Para algunos analistas, los saudíes podrían haber intervenido antes sin bombardeos, cuando los hutíes comenzaron a avanzar hacia el sur en setiembre, pero ahora una campaña prolongada aumentará las víctimas civiles y el riesgo de confrontación con Irán. Además, una derrota de los hutíes puede favorecer a los grupos yihadistas suníes que operan en el sur, como Al Qaeda.GARA