EDITORIALA
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Hacer balance y revertir medidas peligrosas

Las extrañas circunstancias en las que se estrelló en los Alpes el avión de Germanwings generan escalofríos, estupor e impotencia. También un hondo sentimiento de empatía, incluso piedad, por las familias de las personas fallecidas. El inicio del duelo por la pérdida de sus allegados se ve dificultado con la noticia de que la fatalidad pudo ser provocada por la trastornada voluntad de otro ser humano. No obstante, conviene ser sensatos en relación a las noticias que se filtran sobre Andreas Lubitz. Si ya de por sí el suicidio es un tema que hay que tratar con extremo tacto y entendiendo su complejidad, más lo es cuando las consecuencias son tan trágicas.

Como ya es habitual, el accidente ha avivado de nuevo el debate sobre las medidas de seguridad. Independientemente de otro tipo de valoraciones, es un hecho que las medidas tomadas tras los atentados del 11-S han creado las condiciones objetivas del fatal desenlace de los Alpes. Hay que recordarlo porque, como si se tratase de un manual, se intenta utilizar el shock generado por esta tragedia para apretar más las tuercas del control social. Se reproduce un ambiente social donde prima el miedo y se plantea un escenario donde hay que elegir entre mal o peor.

Las políticas, todas, deben adoptarse tras hacer balance de las normas y medidas vigentes, con datos sobre sus resultados, nunca en caliente. La seguridad absoluta es un dogma, pero en su nombre se toman medidas que coartan libertades, se justifican restricciones que no tienen sentido ni lógico ni legal y se abren espacios de control e impunidad ilegítimos. Y se obvian otras medidas y debates más cabales, asociadas a los derechos de los viajeros, a su salud, al servicio que reciben. Lo que demuestra el accidente y corroboran otras muchas de las obligaciones que padecen los viajeros no es que hacen falta más medidas de seguridad, sino otro tipo de políticas. Que no se utilice a las víctimas para imponer una agenda con tintes totalitarios, que se haga balance y se reviertan medidas erróneas e inútiles.