Beñat ZALDUA
BARCELONA
PROCESO CATALÁN

El debate soberanista vuelve con fuerza a la actualidad catalana

El acuerdo sobre la hoja de ruta independentista anunciado el lunes por CDC, ERC y las entidades soberanistas marcó la jornada de ayer en Catalunya, donde todos los actores se vieron obligados a posicionarse. Con matices, la CUP se mostró dispuesta a sumarse al consenso, mientras que ICV-EUiA renunció de plano a subscribir el acuerdo.

Hacia meses que el proceso independentista no copaba las portadas de todos los diarios catalanes. Lo hizo ayer, como consecuencia del acuerdo entre CDC y ERC para blindar el carácter plebiscitario de las elecciones del 27 de setiembre y definir la hoja de ruta posterior. De hecho, las reacciones al acuerdo dominaron la jornada en Catalunya, donde la mayor expectación se centró en escuchar las valoraciones del resto de partidos que hasta ahora han acompañado el proceso (CUP, ICV-EUiA y Unió). No en vano, el propio president, Artur Mas, lamentó el lunes que en el acuerdo no estaban todavía todos los que deberían estar. También lo lamentaron ayer las entidades soberanistas, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, y el portavoz del Govern, Francesc Homs, que pidió al Gobierno español que acepte el resultado del 27S «sea cual sea».

Así, la formación más proclive a sumarse al consenso independentista, como resulta natural, fue la CUP, cuyo diputado Quim Arrufat anunció que, aunque no se sumarán de forma inmediata y automática, el acuerdo presentado es «perfectamente trabajable». Eso sí, Arrufat criticó las formas de convergentes y republicanos, a quienes acusó de actuar ahora con prisas debido a un interés electoralista.

Más dura se mostró la coordinadora nacional de ICV-EUiA, Dolors Camats, cuya formación parece irremediablemente ligada al unionismo de cara a las elecciones del 27S. Camats criticó que CDC y ERC renuncian «al derecho a decidir por la independencia» y consideró que su acuerdo «debilita y empequeñece el proceso». «El mandato democrático que necesitamos en Catalunya no lo pueden marcar unas elecciones al Parlament donde no todos los votos valen igual», consideró la ecosocialista, entrando de lleno en un debate que promete dar de qué hablar en los próximos meses: ¿Si las plebiscitarias son el referéndum que el Estado no permite realizar, vale con una mayoría absoluta de escaños para seguir con el proceso o se necesita una mayoría absoluta de votos? La respuesta genérica desde el independentismo es clara e inequívoca: con la mayoría absoluta de escaños es suficiente, si lo que quieren es contar los votos y no los escaños, que permitan realizar el referéndum.

Unió, por su parte, mantuvo un llamativo silencio sobre el acuerdo, consciente de que la presión para que se decante hacia un lado u otro del debate crecerá a partir de ahora hasta límites insospechados. Será la militancia, sin embargo, la que decida, y no lo hará antes del 14 de junio, fecha en la que los democristianos celebrarán una consulta interna.

Nada nuevo en el unionismo

Menos expectación suscitaron las reacciones de la bancada unionista, que como acostumbra, abarcó todo un abanico de tonalidades, desde la estridencia de la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, que ya el lunes se despachó sin reparos asegurando que «hacer una república catalana en 18 meses es inconstitucional», hasta la condescendencia del portavoz del PSC, Maurici Lucena, que consideró que «Convergència y Esquerra andan escasos de imaginación». «La hoja de ruta contiene inmensas dosis de amateurismo y voluntarismo», añadió el socialista.

Más imaginación le echó la organización ultra Manos Limpias, que consiguió su cuota de titulares anunciando que incorporará el preacuerdo dado a conocer el lunes a la querella presentada contra Mas y dos conselleras por el 9N.

Rajoy dice que el acuerdo deja a los catalanes fuera de Europa

Hacía tiempo que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, no se refería al proceso catalán. Lo hizo ayer, síntoma de que el preacuerdo entre CDC y ERC ha despertado alguna alarma en Madrid. Y lo hizo, como era previsible recurriendo al discurso del miedo y advirtiendo de que la hoja de ruta independentista «obliga a muchos catalanes a dejar de ser españoles y europeos». También recordó, como acostumbra, que «la ley está por encima de cualquier consideración».

En la misma línea, desde el PSOE fue el exlehendakari Patxi López, ahora secretario de Acción Política, el encargado de vaticinar el apocalipsis, calificando el acuerdo de «irresponsabilidad política» y de «un paso más hacia el abismo y la ruptura interna».Beñat ZALDUA