EDITORIALA
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Una resolución contraria a los derechos básicos

El rechazo del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional a las peticiones de traslado a prisiones de Euskal Herria de 30 presos vascos recuerda una vez más la misión de ese tribunal de dar cobertura jurídica a intereses incompatibles con el estado de derecho. Los presos vascos se han declarado favorables al proceso de paz y resolución, y dispuestos a aportar al mismo dando pasos. Y los han dado, el último precisamente solicitando individualmente y por cauces acordes a la legalidad vigente su traslado a prisiones de Euskal Herria. Sin embargo, la Audiencia Nacional niega la mayor dando por válida una medida chantajista con fines políticos y sustentada en el sufrimiento de miles de personas.

Resulta insultante la consideración en la que se basa la titular del Juzgado para rechazar las peticiones y que niega que la dispersión vulnere derechos fundamentales. Según la misma, no consta «que los afectados hayan visto vulnerados sus derechos a las comunicaciones y visitas, defensa y asesoramiento jurídico, asistencia médica y derecho a la cultura y a la educación», lo que supone una lista, aunque incompleta, de graves vulneraciones. El alejamiento dificulta y en muchos casos impide esas comunicaciones; varios abogados de presos vascos han sido perseguidos, detenidos e incluso encarcelados; personas gravemente enfermas permanecen en prisión sin atención médica adecuada, a ningún preso vasco se le permite cursar estudios en la Universidad de su país... Difícilmente pueden compartir ese criterio los familiares y allegados de esos presos, a quienes ningún juzgado ha condenado a pena alguna y padecen con mayor intensidad ese castigo añadido a sus seres queridos. ¿Qué familia puede estar de acuerdo con que no poner en riesgo la vida de alguno de sus miembros semanalmente no es un derecho fundamental?

La Audiencia Nacional sigue empeñada en demostrar no solo que no es competente para adoptar medidas frente a la vulneración de derechos fundamentales, sino también que sí lo es para avalarla, cuando no para protagonizarla.