Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Focus»

Por amor al juego

Me alegra comprobar lo bien que se han recuperado Ficarra y Requa del duro golpe que sufrieron por parte de la industria de Hollywood, que censuró su valiente película sobre la homosexualidad “Te quiero, Phillip Morris”. Han sabido encontrar un resquicio en el cine comercial por el que volver a colarse, gracias a que también Will Smith necesitaba un vehículo de calidad con el que recuperar el prestigio perdido tras el fracaso de la superproducción “After Earth”.

El interés común da lugar a “Focus”, una elegante comedia de engaños que homenajea a la obra de culto del género “Nueve reinas”. Y, para no dejar lugar a dudas, las referencias a la película argentina de Fabian Bielinsky conducen a un desenlace rodado en Buenos Aires.

Ficarra y Requa no traicionan su gusto por las personalidades amorales, toda vez que el mundo de los estafadores se presta a comportamientos que se salen de la norma. Empiezan estudiando los códigos gestuales, pues todo timo tiene su técnica, tan básica en principio como la de un carterista. Claro que, su visión de la habilidad manual, tal como la plasmó con su purista austeridad Robert Bresson en “Pickpocket”, no es en este caso más que el punto de partida. Ese aprendizaje enseguida conecta con el lado romántico del oficio, porque el maestro, al que su arte le viene de familia, enseña a una alumna de la que no podrá evitar enamorarse, pues ambos comparten idéntica pasión por el juego dentro y fuera de la cama. Con lo que se repite de nuevo el eterno mito de “Bonnie and Clyde”.

La pareja apuesta por la fantasía, desplegada de forma deslumbrante en el timo denominado «el pequeño ratón ciego». La parte más increíble, de entre las muchas que lo componen, es el modo en que logran sugestionar al apostador chino haciéndole escuchar la canción “Simpathy for the Devil” de los Rolling Stones.