Jose Angel Oria
Periodista
IKUSMIRA

Un gesto infantil que retrata un fracaso global

L a fotoperiodista de Gaza Nadia Abu Shaban ha retratado a una niña siria de cuatro años que al ver su cámara reacciona arrodillándose y levantando los brazos en señal de rendición. Terror cotidiano.

Se rinde para sobrevivir, pensando que la cámara era un arma. La imagen ha dado la vuelta al mundo gracias a las redes sociales y quizá pueda lograr lo que no consiguen los fríos datos de una cruel guerra: más de 11 millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares, unos 200.000 muertos y un país arrasado.

La niña con los brazos levantados nos recuerda el terror que viven en Siria los más vulnerables, al igual que las recientes imágenes obtenidas a través de satélites nos ilustraban las condiciones en las que han de sobrevivir quienes aún no han podido –o no han querido– huir y las dificultades que tendrá que afrontar dicho país cuando algún día termine por fin la masacre.

Pero la foto de la niña nos habla sobre todo de un fracaso global, de una realidad que debería doler a toda la humanidad y que, sin embargo, es tratada como un simple «daño colateral» de un cálculo geopolítico. Lo más doloroso es ver a analistas que desde la izquierda se conmueven con el sufrimiento de los niños palestinos, por poner un ejemplo cercano, pero ni se inmutan ante el padecimiento de los sirios porque, dicen, el dictador que está acabando con todo es un «baluarte ante el expansionismo sionista». La izquierda que no es capaz de ver y defender los anhelos de un pueblo está condenada a fracasar una y otra vez. Cuesta distinguirla de las élites.