EDITORIALA
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Una última vía para mil respuestas pendientes

Después de seis largos años sin obtener ninguna respuesta, y lo que es aún peor, sin apreciar interés alguno por esclarecer las circunstancias que rodearon la desaparición y muerte de Jon Anza, su familia fue recibida ayer en el Tribunal de Gran Instancia de París. La denuncia presentada contra el Estado francés por daños y perjuicios es el único resquicio que queda, por ahora, en el largo y agotador recorrido que los allegados del militante donostiarra llevan recorriendo para conocer la verdad. Un camino que ha contado con baches y sufrimiento añadido por la falta de implicación de instancias políticas y jurídicas, francesas pero también vascas, en destapar todos los interrogantes existentes.

La demanda que ahora se tramita por lo civil, después de que el Tribunal de Toulouse archivara la causa, pretende esclarecer la responsabilidad en torno a las anomalías que rodean la causa y que durante la vista de ayer quedaron de manifiesto con el reconocimiento por parte de la Fiscalía de una posible falta grave. Una admisión que supone un paso muy pequeño ante la montaña enorme de sombras e incógnitas sobre lo que ocurrió con Anza durante sus últimos vías de vida y el año entero que su cadáver estuvo abandonado en una morgue de la capital occitana. Signos de interrogación detrás de los cuales hay unos responsables, obviamente impunes. Es necesario llegar a la verdad que merece la familia y el conjunto del país en el camino a la resolución del conflicto, y también lo es llegar al final en las responsabilidades existentes.

Si algo ha quedado claro en estos seis años es que la búsqueda de la verdad no ha sido una prioridad. Es más, el silencio y el oscurantismo existentes en torno al caso muestran que el interés se ha dirigido más bien a enterrar la causa en el olvido. La demanda que comenzó con aquel «Non dago Jon?» sigue sin llegar a la meta de la verdad. Y después de la vista de ayer, a la espera de lo que determine el tribunal en mayo, seguirá siendo un reto pendiente no solo para la familia, sino para el conjunto de este país.