Corría el año 1925 y Boca Juniors se iba a convertir en el primer equipo argentino en cruzar el charco para disputar una extensa gira europea de la que saldría exitoso... o casi, porque aquella delegación boquense, después de 19 partidos disputados, perdió tres, dos de ellos ante el Athletic y el Real Unión de Irun. De su duelo contra los rojiblancos se cumplieron ayer justo 90 años, un choque que tuvo su particular historia marcada no solo por la victoria, sino por un amago de desplante de los altaneros ‘bosteros’ dolidos por el adverso marcador.

El 4 de febrero de aquel año zarpó de Buenos Aires entre una numerosa concurrencia la comitiva de Boca –entre ellos Cesareo Onzari, el autor del primer gol olímpico– que 22 días después atracó en Vigo, donde ante 25.000 espectadores los sudamericanos ganaron 3-1 al Celta, si bien luego perdieron por idéntico marcador la revancha. A Coruña, Madrid... los partidos se sucedieron a ritmo de victorias hasta que la expedición arribó a tierra vasca. Iba a sufrir dos derrotas, 4-0 ante el Real Unión en Amute –los cuatro obra de Juanito Errazkin–, y el 5 de abril 4-2 frente al Athletic, dos de Larraza y otros dos más de Laca y Areta para los leones.

Las crónicas hablan de un choque nada amistoso sino competido, con más emoción que juego, con más dominio vasco, bajo una pertinaz llovizna. A los 15 minutos del segundo tiempo los argentinos se retiraron del campo como protesta ante un penalti a su juicio mal señalado por el colegiado Gaviria y que supondría el 3-1 para los locales, pero al poco rato volvieron para finalizar el encuentro, que sería la última derrota de su gira peninsular –ganarían 1-0 a Osasuna en Iruñea–.

De ahí, rumbo a Alemania, donde los bonaerenses se ganarían el apelativo de ‘Malabaristas del fútbol’ y firmarían su único empate ante el Bayern de Munich. Tras un encuentro en Francia, la delegación de Boca retornó a su país tras 159 días fuera, no solo en olor de multitudes por la exitosa gira en la que demostró su poderío, sino también con los deberes hechos en su presentación europea, donde aquel plantel dejó huella. «Cuando Boca se hizo Boca» titulaba hace unos años el diario ‘‘Clarín’’ para referirse a aquella llamada ‘gira de 1925’, en la que nació su himno y el nombre de su hinchada, ‘Jugador número 12’, en honor a un viajero, Victoriano Caffarena, que les acompañó, sufragó parte del viaje e hizo de botillero. Boca dejó de ser un club barrial para convertirse en un fenómeno nacional y presentar sus credenciales en Europa. Y fueron dos equipos vascos, Athletic y Real Unión, los que bajaron los humos a aquel recordado Boca de 1925.

Incapaces de remontar esta temporada

El primer gol sevillista a los tres minutos fue un mazazo para los rojiblancos y el segundo ya resultó definitivo. Lo dijo luego Ernesto Valverde, tuvieron alguna oportunidad para meterse en el partido pero no hubo pericia cara a portería. Escasísimas ocasiones claras y poco fuste arriba. Y es que esta temporada, a diferencia de la pasada, al Athletic le está costando un mundo darle la vuelta a marcadores adversos, tanto que junto a Córdoba, Elche, Celta, Deportivo y Eibar son los equipos que todavía este curso no han conseguido remontar un solo partido en el que empezaran perdiendo. Lo que fue uno de los valores de los rojiblancos la última campaña, volteando resultados adversos sobre todo en casa, ante su público, este año sigue siendo un imposible. En total son 13 encuentros los que han empezado por debajo y han sido incapaces de darle la vuelta. La dificultad del gol y de atacar defensas cerradas seguro que están detrás de ello.J.V.