Fede De los Ríos
JO PUNTUA

El igualitarismo español

El ministro de la justicia española, Rafael Catalá, afirmaba que «el funcionamiento del sistema de derecho y de las instituciones garantizan que la ley es igual para todos» haciendo referencia a la detención por fraude, blanqueo de capitales y alzamiento de bienes de Rodrigo Rato, uno de los mejores cerebros que ha dado el PP en asuntos económicos hasta el punto de ser nombrado por Aznar Ministro de Economía; llegar a Director/Gerente del FMI; dirigir con reconocida pericia el grupo Bankia y llegar a ser, en la actualidad, el consejero asesor de Telefónica para Latinoamérica y Europa.

Seis horas después de la declaración de Catalá pudimos presenciar cómo Don Rodrigo era trasladado en coche oficial hasta su hogar distante unos doscientos metros de donde había sido interrogado. Cosas de la igualitaria justicia y la amabilidad policial.

¿En coche y acompañado por ser Rato? En absoluto. Con pocas horas de diferencia, un inmigrante era devuelto nada menos que en avión a su país, en compañía de varios policías que lo acomodaron de todas las maneras posibles, no dudando en tranquilizarle mediante continuas palmadas en todo su cuerpo, respondidas en forma de gritos de agradecimiento por el deportado.

En el video que circula por las redes podemos apreciar el igualitario tratamiento dispensado al emigrante tanto por los policías portadores de órganos reproductivos masculinos como de femeninos. La función policial carece de género e incluso de sexo. La identidad sexual se diluye al contacto con el mango de la porra facilitando a su portador una firme actuación en vez del estéril e improductivo diálogo.

El igualitarismo en España como sinónimo de equidad, es decir, tratar con igualdad a los iguales y desigualmente a los desiguales, como predicara Rouco, el eremita del ático, siguiendo a Mateo: «Al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene» (Mat. 13, 11-13). Amén.