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BRUSELAS
MUERTE DE MIGRANTES EN EL MEDITERRÁNEO

La UE admite que, tras la tragedia, ya no tiene más coartadas

La UE admitió que se ha quedado sin coartada para no actuar tras las últimas muertes de inmigrantes en el Mediterráneo y, con la presión de la tragedia, anunció diez nuevas medidas.

Mientras ayer los cuerpos de algunas de las víctimas en el naufragio del fin de semana llegaban a Malta; se conocía que la cifra de víctimas podría llegar a superar los 900, y otras tres personas morían al encallar una embarcación con 200 migrantes en Rodas, aumenta la presión sobre la Unión Europea (UE), que se vio forzada a plantear un decálogo de medidas y a convocar una cumbre extraordinaria.

Desde que en octubre de 2013 murieran al menos 366 personas en un naufragio cerca de Lampedusa, están sobre la mesa medidas como crear vías para la inmigración legal, intervenir contra el tráfico de personas en los países donde parten los inmigrantes, dotar de más medios a Frontex –la agencia europea para las fronteras exteriores– y cambiar las reglas para la acogida de inmigrantes y refugiados.

Pero hasta ahora han sido rechazadas por los Estados miembros. La Comisión Europea ya propuso en 2013 revisar el sistema de acogida de inmigrantes y demandantes de asilo, pero 24 de los 28 países de la Unión se opusieron. La entonces comisaria encargada de inmigración, Cecilia Mänstrom, lamentó que las políticas europeas están dictadas por los movimientos populistas y xenófobos.

Ahora, la consternación general por la sucesión de naufragios con centenares de muertos en pocos días hace que vuelvan las declaraciones sobre un cambio de política.

Ayer, tras una reunión conjunta de ministros europeos de Asuntos Exteriores y de Interior, la Comisión Europea anunció un plan de diez propuestas, que será presentado a los líderes de la UE en una cumbre extraordinaria el próximo jueves para tratar el tema.

Más presupuesto

Ese plan propone aumentar los recursos financieros para Frontex, y el número de medios disponibles de las operaciones de vigilancia marítima en el Mediterráneo, denominadas Tritón y Poseidón, además de ampliar su área operativa para poder intervenir a mayor distancia. En la actualidad, Tritón tiene un presupuesto de 2,9 millones al mes (un tercio de lo que costaba la anterior operación de salvamento de Italia, Mare Nostrum), y tras cuya desaparición se ha disparado el número de víctimas en el Mediterráneo.

Plantea también «un esfuerzo sistemático para capturar y destruir los barcos utilizados por los traficantes», que se traduciría en una operación «civil y militar que tomaría como ejemplo la operación Atalanta» contra la piratería. El comisario europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, precisó que para llevarla a cabo hará falta un mandato de la UE.

La Unión se compromete asimismo a intensificar los esfuerzos para lograr un Gobierno de unidad nacional en Libia, si bien el problema va más allá de la situación caótica de ese país. De hecho, el barco que naufragó el sábado partió de Egipto y el que encalló ayer en Rodas salió de Turquía.

La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, subrayó que «hacen falta medidas inmediatas, de la UE y de cada Estado miembro». Reconoció que «ante las tragedias de los últimos días, meses y años, ya no hay más coartadas. La UE ya no tiene coartada, los Estados miembros tampoco tienen coartada». Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, explicó que su decisión de convocar la cumbre extraordinaria se debe a que «la situación en el Mediterráneo es dramática. No puede continuar así. No podemos aceptar que cientos de personas mueran cuando están tratando de cruzar el mar hacia Europa». Pero el ministro español del Interior, Jorge Fernández Díaz, adelantó ya las reticencias a actuar al advertir de que se debe «tener presente el efecto llamada» que puedan causar las medidas adoptadas.

A preguntas de la prensa de por qué las instituciones han tenido que esperar a que se produzca otra tragedia para actuar, Mogherini respondió que, «además de trabajar en las instituciones, como ser humano y madre me he hecho en las últimas horas esa misma pregunta. Todos compartimos la sensación de frustración». La jefa de la diplomacia europea dijo que espera que esta «gran tragedia» haya sido «el despertador, la alarma, para todos, no solo para los que estamos en las instituciones».

Uno de los supervivientes del último naufragio en el Mediterráneo elevó a 950 el número de ocupantes del barco que se hundió en la noche del sábado frente a las costas de Libia.

Entre los ocupantes habría cerca de 200 mujeres y entre 40 y 50 niños. Las víctimas procedían de Argelia, Egipto, Somalia, Nigeria, Senegal, Mali, Zambia, Bangladesh y Ghana. Este superviviente relató además que la mayoría de los ocupantes fueron encerrados en los compartimentos más bajos del barco por los traficantes, lo que habría impedido su huida en el momento del naufragio.

El incidente tuvo lugar en torno a la medianoche, a unos 190 kilómetros de la costa italiana de Lampedusa. El servicio de Guardacostas italiano detectó que el barco tenía problemas de navegación, por lo que decidió alertar a un pesquero cercano, para auxiliar a sus ocupantes. En cuanto los inmigrantes se dieron cuenta de que el pesquero se estaba aproximando se lanzaron simultáneamente hacia uno de los lados y el barco volcó debido al súbito desplazamiento de peso.

Los cuerpos de las 24 víctimas que fueron halladas llegaron ayer a Malta, Hasta ayer habían sido rescatados en torno a 28 inmigrantes. Cuando lleguen todos los supervivientes a Catania, «cotejaremos los testimonios e intentaremos saber exactamente cuántas personas había a bordo», aseguró Carlotta Sami, portavoz de ACNUR. «Está claro que habrá cientos de víctimas y que muchas de ellas no se encontrarán jamás», añadió .

Más barcos en peligro

Además, Italia y Malta trabajaban ayer aún para alcanzar otros dos barcos con inmigrantes en peligro, que llevarían a unas 450 personas a bordo. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, advirtió de que ha aumentado el número de llamadas pidiendo socorro desde embarcaciones con inmigrantes.

Uno de ellos es una embarcación hinchable a unas 300 millas de Libia, con entre 100 y 150 personas a bordo, mientras el otro es un barco mayor y llevaría unas 300 personas.

«Lo que está ocurriendo en estos momentos en el Mediterráneo es mucho más que un naufragio: estamos en presencia de un grave momento de crisis humanitaria que hay que enfrentar como tal y gestionar sobre la base del Derecho Internacional Humanitario», defendió Renzi, que se reunión con su homólogo maltés, Joseph Muscat.

Además, al menos tres personas –un hombre, una mujer y un niño– murieron ayer al encallar una embarcación ante las costas de la isla griega de Rodas, mientras 90 fueron rescatadas.

La embarcación de madera, con unos 200 tripulantes, muchos de ellos sirios, quedó varada en las rocas y posteriormente se hundió. Muchos inmigrantes se arrojaron al agua y lograron ponerse a salvo con ayuda de los lugareños que se encontraban en la playa.

«Ayudaría abrir nuevos canales de emigración legal»

El director adjunto de Frontex, Gil Arias, sugirió ayer, dentro de las posibles soluciones para evitar los naufragios de emigrantes en el Mediterráneo, la apertura de «nuevos canales de inmigración legal» para las personas que huyen de conflictos. Explicó que «los medios son limitados, e incluso con mayores recursos, es muy difícil garantizar que se vaya a evitar tragedias como las que estamos presenciando en estas últimas fechas», en declaraciones a la emisora Cadena Ser. «No podemos olvidar que el Mediterráneo es inmenso, son dos millones de kilómetros cuadrados. No es factible tener bajo control y vigilancia absolutamente todas las zonas donde eventualmente puede haber emigrantes y tratar de evitar que se produzcan tragedias», añadió.

La solución pasa por «una mayor cooperación con los países de origen y de tránsito, tratar de encontrar soluciones estables para esos países. Es más una labor diplomática», insistió Gil Arias. «Y lo que ayudaría, también, es abrir nuevas posibilidades de emigración legal, sobre todo para las personas que huyen de las guerras», añadió, recordando que la mayor parte de los migrantes a través del mar proceden de zonas de guerra o fuerte inestabilidad, como el Cuerno de África, Somalia, Mali, y Gambia.GARA