Dabid LAZKANOITURBURU
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LOUSSIK ROUMIAN / ARARAT GHUKASYAN
PORTAVOCES DE LA DIÁSPORA ARMENIA

«Está probado que fue un exterminio perfectamente planificado»

Forman parte de la gran diáspora armenia y son descendientes de supervivientes del genocidio. Denuncian con contundencia la estrategia negacionista en la que persiste Ankara pese a los cambios de Gobierno. Pero en sus palabras no se percibe rencor, sino determinación ante una cuestión que para ambos es de justicia universal. No política.

Ararat Ghukasyan, historiador y presidente de la Asociación Armenia Ararat, y Loussik Roumian, del Consejo Armenio del Estado español, han recalado en Donostia con motivo de la proyección de “The Cut” una película sobre el genocidio armenio en el marco del XIII Festival de Cine y Derechos Humanos en la capital guipuzcoana.

Ambos pertenecen a la diáspora armenia, que asciende a ocho millones de personas.

Loussik Roumian (LR): Mi abuelo consiguió escapar a Odessa, donde conoció a mi abuela, también armenia que huyó de Bulgaria, y fueron a Irán, donde existía una comunidad anterior al genocidio, y donde nací yo. Luego vinimos España.

Ararat Ghukasyan (AG): En el Estado español nos hemos instalado hace 20-25 años mientras que en países como Siria, Líbano, Venezuela, Argentina, Rusia. EEUU, Francia... hay una diáspora clásica, que es la que llegó directamente del genocidio, Pero también formamos parte de la gran diáspora armenia.

¿Les hablaron sus antepasados del genocidio?

LR: Los supervivientes no querían ni hablar de ello. Mi abuelo contó poco o casi nada. Años más tarde encontramos a un amigo suyo que consiguió huir con él y que estaba viviendo en Rumanía y nos contó por lo que habían pasado. Mi abuelo, que perdió a toda su familia, no se atrevía a hablar sobre ello. Por miedo.

El Estado turco sitúa las matanzas en el marco de una situación de guerra en la que la enemiga Rusia habría utilizado a los armenios como una quinta columna contra Turquía. ¿Cómo valoran la posición negacionista del Gobierno turco?

LR: Es una barbaridad. Hay documentación más que suficiente que demuestra que fue un exterminio perfectamente organizado. Está documentado que el movimiento de los Jóvenes Turcos, en pleno desmoronamiento del imperio otomano, alberga un plan para crear una Turquía solo para los turcos. Pero para los turcos o turcomanos desde el Cáucaso hacia el este. Les sobraban los armenios. Que Turquía lo niegue es indignante.

AG: En todo caso nadie que sea sensato asume que pueda haber alguna excusa para perpetrar un genocidio. La tesis turca sostiene básicamente que los armenios estaban de lado de los rusos en la I Guerra Mundial y que decidieron trasladarlos a un sitio más seguro. Los trasladaron al desierto y a campos de concentración donde morían de hambre, sed o enfermedades. En el marco del plan panturco para crear un Gran Estado turco desde los Dardanelos hasta la India les molestaban los más de dos millones de armenios. Eran el blanco más fácil. Los organizadores del genocidio necesitaban una Armenia sin armenios. O mejor, con un solo armenio pero para ponerlo en un museo.

¿Como vivían los armenios en el imperio otomano y hasta lallegada de los Jóvenes Turcos?

LR: El imperio estaba oganizado en millets, según criterios confesionales. Cada una tenía su propia organización, pero el armenio era un pueblo cristiano rodeado por musulmanes. La situación no era nada buena. El Tratado de Berlín de 1870 exigía al imperio otomano que mejorara las condiciones de vida de los armenios. No se cumplió pese a que Gran Bretaña, Rusia y otras potencias eran las garantes de ese acuerdo.

Tras la victoria del movimiento panturco, ¿qué supuso la llegada al poder de Kemal Atatturk, padre del Estado turco moderno?

LR: Attaturk instaura la política del negacionismo, que persiste. Prohíbe incluso hablar de ello, lo que sigue en vigor y con dos años de cárcel en la actual Constitución. Y pese a que el Tratado de Sevres de 1920 establecía la creación de la Armenia histórica, Turquía insistía en que no le concernía porque apelaba a un imperio otomano desaparecido.

El Gobierno actual se reclama como neotomano. ¿Puede ello facilitar que Ankara reconozca un genocidio imputable no al imperio otomano sino a los Jóvenes Turcos ?

AG: Al contrario. El mismo término de neotomanismo implica la sustitución de un imperio por otro. Es incluso más peligroso y si Erdogan sigue en el poder Turquía tardará aún más en reconocer el genocidio. Lo que está haciendo Erdogan al devolver algunas iglesias a los armenios o dejándoles que oficien misa es un engaño a la comunidad internacional y a los propios armenios en el Estado turco para que no reivindiquen y denuncien el genocidio.

¿Cómo logra Turquía que el mundo no lo denuncie?

AG: Los turcos han destruido el 95% de las pruebas que obraban en su poder con documentación sobre el genocidio. Y han pagado más de un millón de dólares a Egipto para que haga lo propio. Está trabajando para que muchos países del mundo, desde EEUU a Israel, pasando por España, no lo denuncien.

¿Qué supone negar el genocidio armenio?

AG: Es un doble homicidio, porque la negación es la continuación del genocidio. Todo ello sin olvidar las implicaciones jurídicas. Y es que el propio término tiene un valor legal universal ante el que ningún país puede apelar a que es un asunto interno. Además, si Turquía reconociera el genocidio tendría que responder por las 3.000 iglesias destruidas, las 4.000 escuelas armenias clausuradas y los pueblos y aldeas arrasados. Pese a ello, lo que tiene que hacer después de tanto tiempo es reconocer la realidad. Al fin y al cabo somos vecinos y tenemos que vivir en paz. No vamos a hacer otra guerra mundial ni a volver a salir con las espadas o las bayonetas.