Iñaki LEKUONA
Periodista

Genocidio a medias

En un telegrama remitido el 29 de setiembre de 1915 al prefecto de Alepo por el ministro de Interior otomano, éste le recordaba que el gobierno había decidido «exterminar totalmente a todos los armenios» del país. «Sin ninguna consideración por las mujeres, los niños o los enfermos, por muy trágicos que sean los medios de exterminio, haciendo caso omiso a los sentimientos de conciencia, hay que poner fin a su existencia».

La República francesa no sólo ha reconocido el Genocidio armenio, sino que lo ha incluido en los programas educativos de la enseñanza secundaria, donde puede leerse que millón y medio de personas murieron a manos de un Imperio del que Turquía es su heredero.

No extraña que Madrid no haya admitido oficialmente la existencia de este genocidio, porque es sabido que el respeto por los Derechos Humanos del régimen postfranquista está en un nivel similar al turco. Tampoco extrañan las resistencias de Obama, siendo como es Ankara el principal aliado de Washington en Oriente medio. Más cínica parece la actitud de Israel, un país que, a pesar de ser el resultado de un exterminio, se olvida del caso armenio. Será que eso que hizo el gobierno otomano hace 100 años, deportar a miles de personas al desierto privándolas de agua y alimentos, les puede sonar demasiado familiar a los palestinos.