Félix Placer Ugarte
Teólogo
KOLABORAZIOA

Prudentzio deuna

El cristianismo comenzó a extenderse en la tierras de los Vascones a través de las vías romanas por el Valle del Ebro llegando a las diferentes tribus vascas. A lo largo de este largo periodo no se puede determinar con exactitud la fecha en que San Prudencio vivió en la zona de Armentia ya cristianizada. Parece que se debe situar hacia el siglo VI al actual patrono de Araba: su nacimiento, sus años de anacoreta en Soria y, luego, obispo de Tarazona.

En aquella época Armentia (Armendehi, Armentei, Armentegi), era un pueblo euskaldun. Sin olvidar las influencias romanizadoras y visigóticas, más presentes en las familias cultas y acomodadas, a una de las que, según algunos, perteneció Prudencio, la lengua de su ambiente popular fue el euskara. Por tanto, nuestro Patrono, con probabilidad histórica, fue euskaldun como en su época el pueblo en que nació y vivió durante su infancia y juventud y el territorio al que pertenecían las hoy tierras alavesas.

En la diócesis de Armentia, erigida hacia el año 871, estaban incluidos los territorios de Araba, Bizkaia y parte de Gipuzkoa, aunque las regiones occidentales pertenecían a la diócesis de Valpuesta, fundada también en el S. IX. Parece ser que antes existió el obispado de Velegia (Veleia), en la diócesis creada, según algunos historiadores, por Alfonso el Católico.

Existieron diversas razones, al entender de los historiógrafos, para la creación de esta diócesis. Entre ellas se apunta la atención pastoral en la lengua vasca del territorio; también se aducen explicaciones políticas de dominio territorial, aunque la más probable sea la que atribuye su creación a la defensa del cristianismo en los territorios vascos contra la invasión musulmana que llegaba hasta Calahorra. De hecho, una vez reconquistado ese territorio, y no sin protestas, desapareció la diócesis alavesa pasando su jurisdicción a la calagurritana. Hasta entonces los obispos de esta sede habían mantenido especiales relaciones pastorales con Navarra.

Tener como patrono de Araba y de la Diócesis de Vitoria a San Prudencio es hoy una instancia importante para afianzar la toma de conciencia de alaveses y alavesas en nuestras instituciones públicas y eclesiásticas de lo que nos configura culturalmente como vascos: el euskara. A nuestra Diócesis, si bien hoy no se puede afirmar con el mismo rigor la frase de Landazuri «Araban euskara galtzen ari bada, apezen zabarkeriagatik», no hay duda de que también le corresponde su responsabilidad en la difícil recuperación de la lengua vasca en el territorio alavés donde, ya hoy 24% son euskaldunes y 26% cuasi euskaldunes (Eustat 2011).

Estamos a la espera del nombramiento de un nuevo obispo. Un escrito al que han dado su adhesión numerosas personas desea que tenga conciencia euskaldun y sepa expresarse en euskara; que siguiendo el estilo del Papa Francisco sea cercano y dialogante, que priorice una pastoral de apoyo y realización de todos los derechos humanos en especial de los débiles de nuestra sociedad: pobres, inmigrantes, presos, enfermos…; sea mediador y colabore en la solución del problema vasco, por medio del diálogo, desde la defensa de los derechos de Euskal Herria, reconociendo y acompañando a todas las víctimas, para lograr la reconciliación y la paz desde la justicia; que potencie las relaciones con las diócesis de Iruñea, Bilbo, Donostia en una provincia eclesiástica unida.

Este escrito expresa la extendida sensibilidad de que la diócesis de Gasteiz, parte de la Iglesia vasca, contribuya a que Euskal Herria sea lugar de reconciliación, de acogida, de realización de todos los derechos en un pueblo solidario con to