Raimundo Fitero
DE REOJO

El imitado

Durante décadas el hombre más imitado por todos los cómicos fue Jesús Hermida, periodista televisivo que había narrado en directo la llegada del hombre a la luna, que fue corresponsal de TVE en Nueva York y que posteriormente en su vuelta se inventó una franja horaria televisiva, la de las mañanas que hasta entonces estaba yerma, sin apenas más señal que la carta de ajuste. Todos los panegíricos y alabanzas que le están haciendo hoy tras su muerte repentina están fundadas. Ha sido uno de los pioneros de la televisión en el estado español, el que mantuvo su personalidad por encima de toda contingencia. Y el que supo crear nuevos formatos o adaptar formatos probados en otras culturas televisivas, y por una cuestión histórica el descubridor de la inmensa mayoría de la figuras televisivas de los últimos tiempos. Se ha muerto. Se ha ido. Adiós, y uno lamenta que el último recuerdo que guarda de su extensa y exitosa carrera sea la entrevista al Borbón abdicado, en una jugada de limpieza de cara y arreglo de imagen que de poco sirvió. No estuvo a la altura. Estuvo demasiado condescendiente, muy sumiso, como obligado por algo a mostrarse como un plebeyo, una especie de felpudo.

Pero lo olvidamos. Lo recordaremos tanto por sus hitos, como por los momentos gloriosos de sus imitadores, entre ellos Martes y Trece y tantos otros. Porque su manera especial de moverse, su flequillo, su prosodia entrecortada, su verbo florido daba para crear un personaje más allá de su función meramente instrumental de presentar un noticiario, un programa mañanero de entretenimiento o una tertulia de sobremesa. En todas las franjas logró aceptación general. Despedimos con pena a Jesús Hermida, gran figura de la televisión tanto en la pública en blanco y negro como de las privadas.