Joseba SALBADOR
DONOSTIA

Cifran en 3.000 millones las pérdidas por la descapitalización de las cajas

Los participantes en la jornada sobre el sistema financiero vasco celebrado este fin de semana en Donostia cifraron en 3.000 millones las pérdidas ocasionadas en el tejido económico vasco por la bancarización y la descapitalización de las cajas vascas, que ha provocado también la desaparición de Caja Navarra. Por ello, llamaron a revertir este proceso.

La jornada sobre el sistema financiero vasco organizada por la asociación Ekoneus y el Departamento de Economía de la UPV-EHU congregó a representantes del ámbito universitario, de empresas, sindicatos y consumidores, así como de los partidos políticos, que coincidieron en mostrar su preocupación por los cambios introducidos en los últimos años en el sistema financiero vasco, que ha llevado a las cajas de ahorro a funcionar como bancos al más puro estilo anglosajón, en el que solo priman los beneficios.

Según explicó Jon Basabe, miembro de Ekoneus, «a lo largo de su historia, tanto BBK como Kutxa y Vital se han gestionado de forma correcta, en líneas generales, ya que existía un control político y social sobre ellas». A su juicio, ello ha permitido alcanzar el actual estado de bienestar, ya que la actividad de las cajas, al igual que ha sucedido en Europa, «ha estado dirigida a financiar las necesidades de los ciudadanos y de la economía productiva, no especulativa».

Sin embargo, la progresiva pérdida de control del Banco de España sobre las cajas, así como su transformación en fundaciones bancarias dirigidas por patronatos que quedan fuera del control político «han eliminado el control social, dando paso a las inversiones especulativas, lo que ha generado unas pérdidas para la economía vasca de 3.000 millones, además de la desaparición de Caja Navarra».

Según explicó Basabe, esta desaparición del carácter de las cajas y la adopción del modelo bancario ha tenido una repercusión directa en el tejido productivo vasco y en las familias, y citó como ejemplos de ello el aumento de los desahucios y de las comisiones, la venta a precio de saldo de los créditos impagados a los fondos buitre, el cierre de empresas por falta de crédito o la reducción de las cantidades destinadas a obra social.

Basabe subrayó que «hemos perdido la principal herramienta que teníamos para hacer frente a la crisis», por lo que hizo un llamamiento a «volver a los orígenes de las cajas» y a recuperar dicha herramienta «para las empresas y los ciudadanos». El representante de Ekoneus constató que «mientras las cajas de ahorro han ido bien, las economías populares han funcionado también mejor. Pero cuando han ido mal, hemos salido perdiendo todos, salvo los grandes bancos y las estructuras que dependen de ellos».

La jornada contó también con la participación de representantes de Ezker Anitza, EH Bildu y Podemos-Ahal dugu, las tres únicas formaciones que accedieron a la invitación. Los tres apoyaron la propuesta realizada por las plataformas Stop Desahucios, Stop IRPH y Kutxabank Publikoa relativa a la necesidad de defender los principios del carácter público, social y democrático de Kutxabank, así como la no privatización.

Perjuicios para empresas, comercios y familias

Uno de los participantes en la jornada sobre el sistema financiero fue Javier Martínez, empresario y expresidente de la asociación de sociedades laborales ASLE, quien detalló los perjuicios que la deriva de las cajas ha ocasionado en el mundo empresarial.

Según explicó, «hace ocho años, BBK, Vital y Kutxa ofrecían a las pequeñas empresas un interés del Euríbor menos el 0,5 y, ahora, Kutxabank ha pasado a cobrar el triple del Euríbor», un hecho que, según indicó, «ha provocado la desaparición de los márgenes de beneficio de las empresas, poniendo en serio peligro su futuro».

Adrián Zelaia, director de Ekai Center, señaló que para que un sistema financiero funcione bien «es preciso poner por delante los intereses de todos y reforzar el control social. No se puede dejar la principal institución de este país en manos de unos pocos oligarcas, en beneficio de sus intereses privados», dijo.

Joxean Urkiola, exconsejero de Kutxa, constató que si los mil millones que Kutxabank dejó en manos de la Sareb se hubiesen destinado a las empresas y comercios, «no se hubiesen perdido tantos puestos de trabajo».

Por su parte, el catedrático de la Universidad Complutense de Madrid Enrique Castelló cifró en 1.500 millones las pérdidas que ocasiona cada año la reducción de la obra social de las cajas en todo el Estado. J.S.